My three Aspasias - seventh day initiative / Mis tres Aspasias - iniciativa del séptimo día (eng-esp)

Hello, friends of Holos & Lotus

When our dear friend @emiliorios mentioned Aspasia in his new Seventh Day initiative, he couldn't help but think of my teachers.

Of course, like everything, I have many Aspasias. Many people to whom I am extremely grateful. But today I'll only talk about three of them.
For musicians, but especially for guitarists, the relationship with the teacher is very special. So much so that we never stop telling them they are our teacher. Of course, throughout the school, we will always have many, and each of them will play a special role in our training. They will all continue to maintain that status forever.
But there will always be one of them that stands out above the rest. The one who stays with me no matter where I am. And in that case, my Aspasia has been and always will be my Maestro Jesús Ortega, who recently turned 90.

_{Image provided by the Maestro}

My Maestro Ortega is that voice of wisdom that guides me in both my professional and personal projects. His teachings have transcended the realm of the guitar, and we've grown to create an almost father-daughter relationship.

There isn't a guitar-related project that I don't discuss with him what he thinks or show him the program I'm going to perform to find out what he thinks. Her judgment will always be valuable to me, and her word carries great weight in my decisions and actions.

As I've said before, I'm also pursuing a PhD in Art Sciences at the University of the Arts (ISA).
And not just now, but long before, since I completed my master's degree, there is a woman who has gradually become my Aspasia. I'm referring to Professor Dolores. My teacher, my mentor, Dolores.
She is the one who encouraged me to finish my master's degree, who encouraged me and gave me the confidence to enter the national musicology competition in 2019, where I won first prize. She is also the one who has held my hand throughout this entire doctoral process.
Dolores is more than a mentor; she's almost like a mother to me.
She has ensured that I improve as a guitarist, but also as an intellectual, as a scientist, as a professor. While Maestro Ortega takes care of that guitar aspect of my life, it's Dolores who cares about my studies as a professional art teacher.

But my Aspasia, my first Aspasia, was my grandmother. My grandmother was my mother and my father. She was the one who showed me the steps of the University of Havana and told me, "One day you'll go down there as a university student."
But life led me down the path of music, and my grandmother realized this. Thanks to her, I began studying piano, and later, also thanks to her, I studied guitar. She was the one who sold the refrigerator so I could have my piano. She was the one who sat in a park for several hours, waiting for me and escorting me home, confident.
If I'm a guitarist today and almost a doctor of science, it's thanks to Ortega and Dolores, of course, but above all, thanks to my grandmother.

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Versión en español

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Hola, amigos de Holos & Lotus

Cuando nuestro querido amigo @emiliorios mencionó el tema de Aspasia en su nueva iniciativa del séptimo día, no puede sino pensar en mis maestros.

Claro que, como todo, tengo muchas Aspasias. Muchísimas personas a las que les estoy sumamente agradecida. Pero hoy solo hablaré de tres de ellas.
Para los músicos, pero en especial para los guitarristas, la relación con el maestro es muy especial. Tanto así que nunca dejamos de decirle que es nuestro maestro. Por supuesto, a lo largo de la escuela, siempre tendremos muchos, y cada uno de ellos cumplirá un rol especial en nuestra formación. Todos continuarán manteniendo esa condición por siempre.
Pero siempre habrá uno de ellos que sobresalga por encima del resto. Ese que se queda siempre conmigo esté donde esté. Y en ese caso, mi Aspasia ha sido y será siempre mi Maestro Jesús Ortega, quien recientemente cumpliera 90 años.

_{imagen cedida por el Maestro}

Mi Maestro Ortega es esa voz de sabiduría que me guía tanto en mis proyectos profesionales como en los personales. Sus enseñanzas han trascendido el ámbito de la guitarra y hemos llegado a crear una relación casi de padre e hija.
No hay un proyecto relacionado con la guitarra que no consulte con él qué le parece o le muestre el programa que voy a interpretar para saber qué piensa. Su criterio siempre será valioso para mí y su palabra tiene un gran peso en mis decisiones y acciones a tomar.

Como he dicho antes, también me encuentro realizando el doctorado en ciencias sobre arte, en la universidad de las artes (ISA).
Y no desde ahora, sino desde mucho antes, desde que realicé la maestría, hay una mujer que se ha convertido, poco a poco, en mi Aspasia. Me refiero a la maestra Dolores. Mi maestra, mi tutora Dolores.
Ella es la que me impulsó a terminar mi maestría, quien me animó y me dio confianza en presentarme para el concurso nacional de musicología en el 2019 y en el que merecí el primer premio. También es ella la que me tomó de la mano en todo este proceso del doctorado.
Dolores es más que una tutora, es casi como una madre para mí.
Ella se ha preocupado porque me supere como guitarrista, pero también como intelectual, como científica, como profesora. Si bien el Maestro Ortega cuida esa parte de la guitarra en mi vida, es Dolores la que se preocupa por mis estudios como profesional de la enseñanza del arte.

Pero mi Aspasia, mi primera Aspasia fue mi abuela. Mi abuela fue mi madre y mi padre. Fue la que me mostraba la escalinata de la universidad de La Habana y me decía un día bajarás por ahí siendo universitaria.
Pero la vida me llevó por el camino de la música y mi abuela pudo darse cuenta de ello. Gracias a ella comencé a estudiar piano y luego, también gracias a ella estudié guitarra. Ella fue la que vendió el refrigerador para que pudiera tener mi piano. Ella fue la que me esperaba sentada en un parque durante varias horas para esperarme y acompañarme a casa, segura.
Si hoy soy una guitarrista y soy casi doctora en ciencias, es gracias a Ortega y a Dolores, por supuesto, pero, por encima de todo, gracias a mi abuela.