Never follow the crowd / Nunca sigas a la multitud (eng-esp)

Hello, friends of @holos-lotus.

We've always heard the advice Don't follow the crowd. However, we've always found people following the crowds, blindly and sometimes without knowing why or what for. Because, of course, it's easier not to have to think. Easy, yes, but better? Absolutely not.

I see it this way. If you follow the crowd, keep in mind that most people don't think, they just repeat. You're not following visionary leaders; you're following someone who, in turn, is repeating what others do.

It's an echo of an echo, of an echo. By joining that, you become a number. You'll be just another face in the crowd. And in that process, you silently but steadily lose your individuality.

You stop listening to your own judgment because the noise of the group drowns it out. Your inner voice is silenced, replaced by the collective murmur.

This is the direct consequence: the one who walks among the crowd gets lost among them. Their face blurs. Their decisions are no longer their own. Their path disappears, absorbed by the wide avenue that everyone treads.

You cease to be "you" and become "one of..." And that is a serious loss, because you give up what makes you unique, your specific potential, for the false security of anonymity and group approval.

The mechanism is clear: in crowds, no one decides, they only imitate. It's a social autopilot. By following others, you lose that freedom, that free will that is the foundation of any purposeful life. You delegate your power of choice.

That's why my stance is firm: always question before imitating something or someone. Ask yourself: "Does this resonate with me? Does this bring me closer to my goals? Or am I just doing it because everyone else is?"
Taking the time to ask these questions is the first act of independence.

The ultimate trap is this: most of the time you'll end up where others want to be, but not where you want to be.

You'll arrive at a destination you didn't choose, having spent your time and energy on a career that wasn't yours.

You'll be accompanied, yes, but at what price? The price is your autonomy, your personal satisfaction, and the authorship of your own life. Companionship, under these conditions, is an empty comfort.

This isn't about systematic rebellion, about opposing everything by default. It's about something deeper: learning to be the master of your own destiny.

It's the adult responsibility to chart your own course, based on your reflection, your values, and your true aspirations, not on trends or external pressures.

The path everyone else follows without thinking rarely coincides with your own. Following others is easy; The difficult, the courageous thing is to leave the crowd and follow yourself. To make others follow you, if anything. Learn to be an example, a leader, and have others follow you. Never the other way around. He who walks his own path alone, it doesn't matter if he walks slowly: what matters is that he knows where he's going.

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Versión en español

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Hola, amigos de @holos-lotus.

Desde siempre hemos escuchado el consejo de No sigas a la multitud. Sin embargo, en todo momento, siempre hemos encontrado a personas siguiendo a las multitudes, ciegas y, a veces, sin saber por qué o para qué.
Es que, claro, es más sencillo no tener que pensar. Sencillo, sí, ¿mejor? En absoluto: no.

Yo lo veo así. Si sigues a la multitud, ten en cuenta que la mayoría no piensa, solo repite. No estás siguiendo a líderes visionarios; estás siguiendo a alguien que, a su vez, está repitiendo lo que otros hacen.
Es un eco de un eco, de un eco.
Al unirte a eso, te conviertes en un número. Serás uno más. Y en ese proceso, pierdes tu individualidad de manera silenciosa pero constante.
Dejas de escuchar tu propio criterio porque el ruido del grupo lo ahoga. Tu voz interna se apaga, reemplazada por el murmullo colectivo.

Esta es la consecuencia directa: el que camina entre la multitud, se pierde entre ellos. Su rostro se difumina. Sus decisiones ya no son suyas. Su camino desaparece, absorbido por la ancha avenida que todos pisan.
Dejas de ser "tú" para convertirte en "uno de...". Y esa es una pérdida grave, porque renuncias a lo que te hace único, a tu potencial específico, por la falsa seguridad del anonimato y la aprobación del grupo.

El mecanismo es claro: en las multitudes nadie decide, solo imitan. Es un piloto automático social. Al seguir a otros, perderás esa libertad, ese libre albedrío que es la base de toda vida con propósito. Delegas tu poder de elección.
Por eso mi postura es firme: cuestiona siempre antes de imitar algo o a alguien. Pregúntate: "¿Esto resuena conmigo? ¿Esto me acerca a mis objetivos? ¿O solo lo hago porque todos lo hacen?".
Detenerse a hacer estas preguntas es el primer acto de independencia.

La trampa final es esta: la mayor parte del tiempo terminarás donde otros quieren estar, pero no donde tú quisieras.
Llegarás a un destino que no elegiste, habiendo gastado tu tiempo y energía en una carrera que no era la tuya.
Estarás acompañado, sí, pero ¿a qué precio? El precio es tu autonomía, tu satisfacción personal y la autoría de tu propia vida. La compañía, en esas condiciones, es un consuelo vacío.

Esto no es una cuestión de rebeldía por sistema, de oponerse a todo por defecto. Se trata de algo más profundo: aprender a ser dueño de tu destino.
Es la responsabilidad adulta de trazar tu ruta, basada en tu reflexión, tus valores y tus aspiraciones reales, no en las modas o presiones del entorno.

El camino que todos siguen sin pensar, rara vez coincide con tu propio camino. Seguir a los demás es fácil; lo difícil, lo valiente es dejar la multitud y seguirte a ti.
Hacer que, en todo caso, los demás te sigan a ti. Aprende a ser un ejemplo, un líder y que te sigan. Nunca al revés. El que camina solo su propio camino, no importa que camine despacio: lo que importa es que sabe a dónde va.