Never doubt! - LOH contest week #260 / ¡Nunca dudes! - concurso LOH semana #260 (eng-esp)

Hi, girls!

I'm continuing to answer the questions left by @merit.ahama for the community contest of week #260.
One of the times I most doubted myself, my endurance, and my strength was when I was climbing Pico Turquino, Cuba's highest mountain at almost 2,000 meters.

Between the ascent and descent, there are two consecutive days: one uphill and one downhill.
I was in a group of young artists, full of energy and enthusiasm. We had been warned that it was going to be difficult. That we should think it over and prepare ourselves well before climbing, and whoever thought they couldn't do it, it was best to stay.

We all confidently said we could.
However, when we began the ascent, we hadn't even gone two hundred meters and my mind began repeating that I couldn't go any further.

I was tired, and climbing that hill with an incline of approximately 60 degrees, sometimes steeper, seemed impossible.
However, my companions continued, and so did I. Step by step, I told myself, and step by step I advanced.
It was a battle both physical and psychological. I think it was the first time I consciously believed in myself. I believed I could do more than I thought, that I was stronger than I thought I was, and that I could achieve anything I set my mind to.

source

To this day, it remains the toughest, most exhausting physical and psychological challenge I've ever undertaken. I climbed Turquino Peak, I think through sheer willpower.
I don't know exactly how I did it, but while a part of me told myself I'd better go back, another part told me I couldn't give up. If I gave up every time things got tough, I'd never get anywhere.
And you see, I've reached the highest point in Cuba.
From that day on, the universe is the limit.

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Versión en español

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Hola, chicas!

Continúo respondiendo las preguntas dejadas por @merit.ahama para el concurso de la comunidad de la semana #260.
Una de las veces que más dudé de mí, de mi resistencia y de mi fuerza, fue cuando ascendía el Pico Turquino, la montaña más alta de cuba con casi 2000 metros de altura.

Entre el ascenso y descenso son dos días consecutivos: uno de subida y uno de bajada.
Iba en un grupo de artistas, jóvenes, llenos de energías y de ganas. Nos habían advertido que iba a ser difícil. Que lo pensáramos y nos preparáramos bien antes de subir y el que creyera no poder, lo mejor era que se quedara.
Todos dijimos que podíamos, confiados.
Sin embargo, cuando comenzamos el ascenso, no llevábamos ni doscientos metros y mi mente comenzó a repetirme que no podía más.

Estaba cansada y escalar aquella loma con una inclinación de aproximadamente 60 grados, a veces mayor, me parecía imposible.
Sin embargo, mis compañeros continuaban y yo también lo hice. Paso a paso, me dije y paso a paso avancé.
Fue una batalla tanto física como sicológica. Creo que fue la primera ocasión en que, de forma consciente, creí en mí misma. Creí que podía dar más de lo que pensaba, que era más fuerte de lo que cría que era y que podía lograr todo lo que me propusiera.

fuente

Hoy por hoy aún es la prueba física y sicológica más fuerte, más extenuante que he realizado. Escalé el pico Turquino, creo que a pura fuerza de voluntad.
No sé cómo lo hice exactamente, pero aunque una parte de mí me decía que mejor regresaba, otra me decía que no podía rendirme. Si me rindiera por cada vez que se pusieran difíciles las cosas, nunca llegaría a ningún lado.
Y ya ven, he llegado a lo más alto de Cuba.
A partir de ese día, el universo es el límite.