Everything has a limit / Todo tiene un límite (eng-esp)
Hello, friends of Holos & Lotus
After reading texts like those by our friend @emiliorios, it's impossible to remain indifferent. His text on the 5 laws of human stupidity was no different.
I thought it was great that he opened with the clarification that a person can act stupidly without actually being stupid. Of course, because otherwise, anyone would deny having done anything stupid at some point in their life, just to avoid declaring themselves stupid.
I've spent a good part of my adult life trying to understand the mechanisms of stupidity, not as an exercise in superiority, but as a way to map my own mistakes.
I can't count the number of times I've done them. Nor can I count the number of times people close to me have done them, and they're not stupid; quite the opposite.
But doing the occasional stupid thing isn't necessarily a bad thing.
The problem, as I've come to understand it, lies not in youthful, unconscious stupidity, but in the kind that is practiced frequently as an adult. This is the kind that ceases to be an accident and almost becomes a choice; it's because they don't think carefully about the actions they commit, nor about their consequences for themselves and those around them.
And this is where Einstein's words resonate with terrifying clarity. Genius has limits because it is governed by logic, experimentation, and the laws of the universe. Stupidity, on the other hand, is a black hole that devours everything: reason, evidence, empathy. It has no limits because it feeds on infinite arrogance, on the conviction that the rules, for one, don't apply.
Einstein also said: Doing the same thing over and over again and expecting different results is the definition of insanity. To which I add that it's also the core of conscious stupidity.
What else is it, if not persisting in a toxic relationship, believing this time will be different? Or voting for the same politician hoping for a miraculous change? Or spending money we don't have on things we don't need to impress people we don't care about? We are addicted to our own failed patterns, and that addiction is a form of willful stupidity.
Human stupidity, in Einstein's words, has never been more evident than in our digital age. Just open any social media platform and you're immersed in a bottomless ocean of senselessness.
I see so-called influencers climb a deadly cliff for a photo and fall before they can. Or those who go swimming with sharks for a few likes, or promote dangerous diets out of complete ignorance.
It's stupidity turned into a spectacle, into currency. And the worst part is that it has an audience, applause, and followers. And those who perish or are injured, nobody cares. They scroll and the search for new nonsense continues.
Stupidity is no longer a private act of shame, but a public performance that is rewarded.
In the end, my reflection leads me to a place of humility. Identifying stupidity in others is easy. The real challenge is recognizing it in oneself, in those moments when we knowingly choose the shortcut, the comfortable lie, the selfish action.
The fight against stupidity is not a battle against the world, but a silent war we wage within our own conscience. Genius may have limits, but stupidity is only contained by self-criticism, the courage to change one's mind, and the bravery to sometimes say "how stupid I was" so we don't have to continue being that way.
Versión en español
Hola, amigos de Holos & Lotus
Después de leer textos como los de nuestro amigo @emiliorios, es imposible quedarse indiferente. Su texto sobre las 5 leyes de la estupidez humana, no fue diferente.
Me pareció muy bien que abriera con la aclaración de que una persona puede actuar de forma estúpida, sin serlo. Claro, porque de otro modo cualquiera negaría haber realizado alguna estupidez, en algún momento de la vida, por tal de no declararse estúpida.
He pasado buena parte de mi vida adulta tratando de entender los mecanismos de la estupidez, no como un ejercicio de superioridad, sino como una forma de cartografiar mis propios errores.
No puedo relatar la cantidad de veces que las hice. Tampoco las que han hecho personas cercanas a mí y no son estúpidos; todo lo contrario.
Pero realizar alguna que otra estupidez no es algo necesariamente malo.
El problema, tal y como lo he llegado a entender, no yace en la estupidez juvenil e inconsciente, sino en aquella que se practica de adulto y con frecuencia. Esa es la que deja de ser un accidente para convertirse casi en una elección; debido a que no piensan bien en las acciones que comenten, ni en sus consecuencias en ellos y los que lo rodean.
Y es aquí donde las palabras de Einstein resuenan con una claridad aterradora. La genialidad tiene límites porque se rige por la lógica, la experimentación y las leyes del universo. La estupidez, en cambio, es un agujero negro que todo lo devora: la razón, la evidencia, la empatía. No tiene límites porque se alimenta de una arrogancia infinita, de la convicción de que las reglas, para uno, no aplican.
También Einsten dijo: hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos es la definición de locura. A lo que le añado que es también el núcleo de la estupidez consciente.
¿Qué si no es insistir en una relación tóxica creyendo que esta vez será diferente? ¿O votar al mismo político esperando un cambio milagroso? ¿O gastar el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para impresionar a gente que no nos importa? Somos adictos a nuestros propios patrones fallidos, y esa adicción es una forma de estupidez voluntaria.
La estupidez humana en las palabras de Einstein nunca esto ha sido más evidente que en nuestra era digital. Basta con abrir cualquier red social para sumergirse en un océano de insensatez sin fondo.
Veo a supuestos influencers escalar un farallón mortífero por una foto y caer antes de lograrlo. O los que se van a nadar con tiburones por unos likes, o promover dietas peligrosas desde la más absoluta ignorancia.
Es la estupidez convertida en espectáculo, en moneda de cambio. Y lo peor es que tiene audiencia, aplausos, seguidores. Y los que perecen o salen lesionados, a nadie les importa. Dan scroll y continúa la búsqueda de nuevas tonterías.
La estupidez ya no es un acto privado de vergüenza, sino una performance pública que se premia.
Al final, mi reflexión me lleva a un lugar de humildad. Identificar la estupidez en los demás es fácil. El verdadero desafío es reconocerla en uno mismo, en esos momentos en los que, a sabiendas, elegimos el atajo, la mentira cómoda, la acción egoísta.
La lucha contra la estupidez no es una batalla contra el mundo, sino una guerra silenciosa que libramos dentro de nuestra propia conciencia. La genialidad puede tener límites, pero la estupidez solo se ve contenida por la autocrítica, el coraje de cambiar de opinión y la valentía de, a veces, decir qué estúpida fui para no tener que seguir siéndolo.
¡Ese es el verdadero desafío, la autoevaluación.
Nadie está excento de esto.
Mil gracias por tu propuesta y desarrollo en el tema, muy personal y aleccionador, @elviguitarra
Saludos y bendiciones desde Venezuela.