Hola lindo hiver amigo, tuve que rebloguear tu publicación, pues me encantó el enfoque y la moraleja final, está increíble, sobretodo esa reflexión que si se hace el ridículo, al final del día nadie se acuerda y si lo hacen pues es muy su problema, todos hacemos el ridículo alguna vez en la vida a otros hasta se nos hace costumbre jajaja Y siempre y cuando no dañemos a nadie, hasta se hace divertido.

Era muy inquieto, muy cariñoso e incluso ruidoso. Sin embargo, el crecer y comenzar a conocer las maldades del mundo, la crítica y el rechazo me hicieron tener un cambio drástico en mi personalidad.

Si, la crueldad humana nos obliga muchas veces a cambiar, pero me alegra mucho te hayas reencontrado contigo mismo y que la escritura te haya servido para ello, a mí también me ayudó un montón; hoy día en la universidad y en tu vida en general, nada, ni nadie apagará tu brillo. Dios te Bendiga joven amigo.