(Esp/Eng) Entrada al Concurso El humor nuestro de cada día | Crónicas del jalón que todo lo arreglaba
¡Saludos comunidad de #Literatos! Espero que se encuentren muy bien.
Confieso que esta es mi primera publicación en esta comunidad. Siempre la he leído, observado, hasta coqueteado un poco con la idea de participar, pero no me había animado del todo… hasta ahora. Estoy en un momento de exploración, de abrirme a nuevos espacios dentro del ecosistema de Hive, y de conocer a más personas que, como yo, creen en el poder de las palabras para transformar.
Me animé a participar en este concurso porque, *para mí, el humor es mucho más que una forma de entretenimiento. Es una medicina, un mecanismo de defensa, un salvavidas emocional. En mi vida, la risa ha sido un motor que me permite canalizar emociones, adaptarme, mantenerme a flote incluso en los momentos más duros. Sé que una risa bien colocada no cambia lo que estamos viviendo, pero sí nos cambia a nosotros frente a lo que vivimos. Y eso, créanme, hace toda la diferencia.
Así que decidí dejar los miedos a un lado y compartirles algo que escribí desde el corazón y con una sonrisa también:
El jalón que todo lo arreglaba
Hay un saber ancestral que traemos los venezolanos de nacimiento. No se enseña en la escuela, no lo aprendimos por YouTube. Lo llevamos de fábrica: el famoso botón de la patilla.
Ese pequeño interruptor escondido justo donde termina el cabello lateral, cerca de la oreja, tiene poderes milagrosos. Si te caías, si te portabas mal, si decías una grosería que no te tocaba, ¡zas! Ahí estaba tu mamá, con la puntería exacta de una francotiradora emocional, a activarte el bendito botón. Y uno, aunque llorara, sabía que algo se había acomodado. Como si te resetearan el sistema nervioso central.
Yo, por ejemplo, nací prematura, y no sé si fue por eso, pero mi mamá juraba que el cerebro se me había descolocado un poquito. Nada grave, decía, algo que se resolvía con un buen jalón de patilla. Y claro, después de eso, una veía la vida con más claridad. Lo que antes era rebeldía se convertía en sensatez. Lo que era una respuesta malcriada se transformaba mágicamente en un “sí, mamá, tienes razón”.
Ahora, como madre migrante, me encuentro reflexionando. Yo no usé ese botón con mis hijas. Me vine con el chip del respeto, del diálogo, de la crianza consciente. Que si “no le grites que la traumas”, que sí “ponte en su lugar”, que si “escucha su emoción”. Y claro, yo hice todo eso. Pero, ¡ay, querida comunidad!, ¡cómo me hace falta ese botón de la patilla!
Porque, a veces, cuando las veo decir o hacer cosas que ni Freud podría justificar, pienso que un buen jaloncito de aquellos les habría acomodado más que las terapias. No para dañarlas, no. Solo para hacerle clic al cerebro adolescente y devolverlo a su sitio. Así, sin trauma, pero con resultados garantizados.
No me digan que no. Y los que me leen, que son de mi generación, sabrán que ese jaloncito tenía algo de mágico. Nos hacía entender sin explicaciones.
Hoy, entre tanto manual de crianza, a veces me pregunto si no estaré criando hijas con WiFi, pero sin un botón de reinicio.
Bueno… yo aquí reflexionando a propósito de este concurso.
¿Y tú? ¿Tuviste el botón de la patilla activado en tu infancia? Te leo en los comentarios.
Gracias por leerme y por este espacio. ¡Les dejo un abrazo grandototote!
Esperanza
Greetings #literate community! I hope you are doing very well.
I confess that this is my first post in this community. I've always read it, watched it, even flirted a bit with the idea of participating, but I hadn't fully encouraged myself... until now. I'm in a moment of exploration, of opening myself to new spaces within the Hive ecosystem, and of meeting more people who, like me, believe in the power of words to transform.
I was encouraged to participate in this contest because, *for me, humor is much more than a form of entertainment. It is a medicine, a defense mechanism, an emotional lifeline. In my life, laughter has been an engine that allows me to channel emotions, to adapt, to stay afloat even in the hardest moments. I know that a well-placed laugh does not change what we are living, but it does change us in the face of what we are living. And that, believe me, makes all the difference.
So I decided to put fears aside and share with you something I wrote from the heart and with a smile too:
The pull that fixed everything
There is an ancestral knowledge that Venezuelans bring from birth. It is not taught in school, we did not learn it on YouTube. We carry it from the factory: the famous sideburn button.
That little switch hidden just where the side hair ends, near the ear, has miraculous powers. If you fell down, if you misbehaved, if you said something rude that wasn't your fault, wham! There was your mom, with the exact aim of an emotional sniper, to activate the blessed button. And even if you cried, you knew that something had been accommodated. As if your central nervous system had been reset.
I, for example, was born premature, and I don't know if it was because of that, but my mother swore that my brain was a little out of whack. Nothing serious, she said, something that could be solved with a good pull on the sideburns. And of course, after that, one saw life more clearly. What used to be rebelliousness became reasonableness. What was a spoiled response magically transformed into a “yes, mom, you're right”.
Now, as a migrant mother, I find myself reflecting. I did not use that button with my daughters. I came with the chip of respect, of dialogue, of conscious upbringing. Don't yell at her, don't traumatize her“, ”put yourself in her place“, ”listen to her emotions". And of course, I did all that. But, oh dear community, how I miss that button on the sideburn!
Because, sometimes, when I see them say or do things that not even Freud could justify, I think that a good little pull of those would have accommodated them more than therapies. Not to harm them, no. Just to make the adolescent brain click and return it to its place. Thus, without trauma, but with guaranteed results.
Don't tell me no. And those of you who read me, who are of my generation, will know that that little pull had something magical about it. It made us understand without explanations.
Today, among so many parenting manuals, I sometimes wonder if I am not raising daughters with WiFi, but without a reset button.
Well... here I am reflecting on this contest.
And you? Did you have the reset button activated in your childhood? I'll read you in the comments.
Thanks for reading me and for this space, I leave you a big hug!
Hope
Foto/Photo by: @esperanzalandia
Edición de Fotos/Photo Editing by: @esperanzalandia
Emojic diseñados en la app / Emojic designed in the app Bitmoji
Diseño de la portada y las imágenes en / Cover design and images in Canva
Traducido con/ Translated with: Deepl
Hoy me agradezco por los miedos que vencí aún con las piernas y el alma rota. Esperanza
Today I thank myself for the fears I overcame even with broken legs and soul. Hope
Posted Using INLEO
Yo no tuve ese botón tampoco, mamá era lanza chancletas! jajaja
Pero de vez en cuando un jalón de orejas no viene mal. A mis hijos en algún momento se lo apliqué, cuando iban a decir algo indebido o contar cosas privadas en público.
Particularmente no viví ese jalón al que te refieres, pero sí conozco historias de amigos que sí lo padecieron o no. En mi caso, mi madre estuvo poco tiempo con nosotros y sinceramente me hubiese gustado que dicho jalón sucediera, pero lamentablemente no fue así.
El día de hoy ya casi no se usa y sinceramente no sé si está bien o mal. En ocasiones ms hijos reciben mis gritos o retos en voz alta y nada más.
Me encanto tu reflexión estimada autora.
Saludos.
Este post ha sido votado y curado por el equipo Hive Argentina | Participa en nuestro Trail de curación.
Únete a nuestro Trail Aquí.
Puedes hacerlo también en nuestros enlaces preconfigurados de Hivesigner:
| 10 HP | 25 HP | 50 HP | 100 HP | 250 HP | 500 HP | 1000 HP | 1500 HP | 2000 HP |
Jajaja @esperanzalandia yo soy de la mirada fulminante, sobraban las palabras; sin embargo entiendo tu punto y sé que como madres de adolescentes, en estos tiempos, no sabemos si ese botón expiró, aunque tal como dices, más bien cambió. Hace poco estuve en un Workshop que nos invitó a entender sus mentes. Comparto el link por si te es útil, a mi ayudó y me siento mejor. Un abrazo! https://drive.google.com/file/d/19nXj4cOcbGn65ELyoYYWDRL9W_OSnjhI/view?usp=sharing
Nunca me lo aplicaron, mi madre, algunos chancletazos y mi padre en ese aspecto resulto ser muy avanzado a su tiempo, disponía de un control remoto.
Cuando mis hermanos o yo necesitamos del consabido reseteo, hubiéramos preferido un castigo físico, antes que escuchar a papá.
La programación mediante la reflexión y llamado a la conciencia nos generaba tal arrepentimiento, que hubiéramos preferido el jalón de oreja, la cachetada o unos correazos, pero no. Papa hablaba.
Y uno lloraba más que una magdalena.
En cuanto a mis hijos, ellos vienen del futuro, no recuerdo que necesitaran ajustes de programación. Una gran bendición, sin duda.
Salud y buena suerte @esperanzalandia