The best advice in the world - LOH contest week #260 / El mejor consejo del mundo - concurso LOH semana #260

Hello, my friends!

The best advice I've ever received wasn't complex or far-fetched. It's perfect for answering the questions @merit.ahama posted for this week's contest #260.
This advice came from my writing workshop advisor, a woman I deeply admire for her mental clarity and strength.
In a moment of doubt, while I was reviewing one of my texts with a paralyzing insecurity, she looked me straight in the eyes and said, "Believe in yourself. That you're good. You can do anything you set your mind to."

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The simplicity of her words was deceptive. The depth of her advice lay in a practical truth I've seen time and time again.
Her reasoning was straightforward: if you don't believe in yourself, no one else will. Self-doubt is like a signal that others immediately perceive. It conveys weakness and uncertainty, and makes others doubt your ability.
However, if you truly believe, with conviction, everyone will. It's not magic; it's a matter of perception.
Genuine confidence is projected in your body language, in the confidence with which you speak about your work, in the determination with which you act.

It attracts the faith of others, but the initial driving force must be your own. You have to believe first, and only then will it be possible.

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That advice was the turning point that transformed me from an insecure woman into someone with complete self-confidence.

I stopped constantly seeking external validation and began to trust my own judgment. This transformation wasn't limited to my writing career. It applied to every role in my life.
As a wife, it allowed me to establish more balanced and honest relationships. As a mother, it gave me the confidence to make decisions firmly and be an example of autonomy for my children.
As a friend, I valued more what I could contribute to others, without fear of not being enough.

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Now I understand that empowerment isn't shouting slogans, but the inner peace of knowing you can do whatever you set your mind to.

My advisor's advice didn't give me a talent I didn't already have; It unleashed what I already had inside, but which my insecurity kept hidden.
Believing in yourself doesn't guarantee that you won't fail, but it does guarantee that you'll rise from them. It's the foundation upon which everything else is built.

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Hola, amigas mías!

El mejor consejo que he recibido en mi vida no fue complejo ni rebuscado. Viene ideal para responder a las preguntas que @merit.ahama ha dejado para el concurso de esta semana #260.
El consejo me lo dio mi asesora del taller literario, una mujer a la que admiro profundamente por su claridad mental y su fortaleza.
En un momento de duda, mientras revisaba uno de mis textos con una inseguridad que me paralizaba, me miró directamente a los ojos y me dijo: "Cree en ti. En que eres buena. Puedes hacer todo lo que te propongas".

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La simpleza de sus palabras era engañosa. La profundidad de su consejo radicaba en una verdad práctica que he comprobado una y otra vez.
Su razonamiento era directo: si no crees tú en ti misma, nadie lo hará. La desconfianza en una misma es como una señal que los demás perciben de inmediato. Transmite debilidad e incertidumbre, y hace que los otros duden de tu capacidad.
Sin embargo, si crees de veras, con convicción, todos lo harán. No es magia; es una cuestión de percepción.
La confianza genuina se proyecta en tu lenguaje corporal, en la seguridad con la que hablas de tu trabajo, en la determinación con la que actúas.

Atrae la fe de los demás, pero el motor inicial debe ser propio. Tienes que creer primero, y solo entonces será posible.

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Ese consejo fue el punto de inflexión que me convirtió de una mujer insegura en alguien con plena confianza en mí misma.
Dejé de buscar validación externa constante y comencé a confiar en mi propio criterio. Esta transformación no se limitó a mi faceta como escritora. Aplicó a todos los roles de mi vida.
Como esposa, me permitió establecer relaciones más equilibradas y honestas. Como madre, me dio la seguridad para tomar decisiones con firmeza y ser un ejemplo de autonomía para mis hijos.
Como amiga, valoré más lo que podía aportar a los demás, sin temor a no ser suficiente.

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Ahora entiendo que el empoderamiento no es gritar consignas, sino la quietud interna de saber que puedes con lo que te propongas.
El consejo de mi asesora no me dio un talento que no tuviera; liberó el que ya llevaba dentro, pero que mi inseguridad mantenía oculto.
Creer en una misma no garantiza que no habrá fracasos, pero sí garantiza que te levantarás de ellos. Es la base sobre la que se construye todo lo demás.