Espacios en la Isla: una antología de la literatura escrita por mujeres en Cuba

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(Edited)

La primera vez que leí este libro le dejé pedacitos de mí por donde quiera. Fui marcando las frases que más me llegaron y fui dejando en sus mismas hojas mis impresiones e ideas de lo que iba leyendo. Ese ejemplar lo regalé, quizás se haya perdido entre viajes y mudanzas, quizás esté cogiendo humedad en un librero abandonado, puede que esté al fondo de un cajón escondido para evitar discusiones por celos, quien sabe. Nunca supe si lo leyeron, si las frases que dejé fueron rebatidas o tachadas. Si otras palabras se escribieron en esas hojas

Tardé mucho en encontrar otro ejemplar, pensé sería más fácil pues lo había visto muchos meses acumulando polvo en las librerías. Pero desapareció, como si de repente todos se hubieran dado cuenta del tesoro escondido entre bodrios y papel político.

Por suerte recordé a alguien que también lo compró, más por el placer de comprar un libro que de leerlo. Y luego de pedirlo regresó a mí en modo de regalo.

Ahora, en mis manos, me sorprende que no le haya hecho una reseña antes. O quizás sí, pero no la recuerdo. Así que aquí vamos.

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El libro Espacios en la Isla: 50 años del cuento femenino en Cuba contiene 35 cuentos que si tuviera que calificarlos casi todos estaría por encima de 7 en una escala de 10. Esta es una antología a cargo de la escritora Marilyn Bobes que recoge una muestra ilustrativa de la cuentística escrita por mujeres en Cuba en el espacio temporal de 1959 a 2009.

Solo dos cuentos siento que desentonan con el ritmo y la calidad del resto de las obras. El cuento que abre el libro La gata dorada de Loló de la Torriente y El niño y la mujer policía de Marta Rojas.

En el caso de La gata dorada se siente como algo inacabado, quizás una viñeta, un relato parte del desarrollo de algo más extenso o un experimento narrativo que no llegó a ningún lado. No tiene impacto y el cierre es algo que te deja con la sensación que no has leído nada.

El niño y la mujer policía es peor. Si bien sus tres primeros párrafos tienen cierta belleza narrativa, luego te desilusiona. Más que un cuento o una obra narrativa pareciera que estás leyendo un artículo de propaganda revolucionaria. Y quizás por eso se incluyó, no vaya a ser que una compilación sobre la literatura escrita por mujeres en los primeros 50 años de la Revolución no tenga ningún cuento “pro-revolucionario”. En el caso que no tengas familiaridad con la política de Cuba, entonces sentirás que estás leyendo un cuento muy, pero muy malo.

Dudo que estas sean las mejores muestras de estas autoras en esa época, pero de alguna manera terminaron en esta antología Espacios en la Isla que por lo demás es excelente.

Seguir siendo yo de Aymara Aymerich aborda de manera genial los efectos negativos en las personas y las familias de los enfrentamientos políticos entre las naciones. Demostrando que la narrativa puede tocar estos temas desde el arte y el lector puede disfrutar la lectura sea que comparta el mensaje o no.
Entre mis favoritos se encuentran El druida de Gina Picart Balija y Al fondo del cementerio de Ena Lucía Portela.

El druida representa la resistencia y la preservación de la identidad ante la imposición cultural y religiosa. En cambio Al fondo del cementerio te puede despertar algunas fobias, y quien sabe si quizás algún fetiche, mientra vas leyendo un erotismo y amor en cierta medida perturbador.

Otros cuentos que pueden ser perturbadores y causar sobresaltos y eso está muy bien, la literatura, el arte están para provocar emociones, son Misericordia de Anna Lidia Vega Serova y Los asesinos de Mariela Varona.

La madre y la paz de Lourdes González desentraña los desafíos psicológicos a los que se enfrentan las personas cuidadoras. Dejándonos claros que no todo es tan sencillo como parece y que detrás siempre pueden haber presiones sociales y batallas internas muy difíciles de superar.

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Como dije al inicio son muchos cuentos que tejen un panorama amplio de lo que ha sucedido en la literatura escrita por mujeres desde 1959 a 2009. En ellos se tocan temas como la vida familiar, la ancianidad, la miseria, la intimidad, etc. todo desde perspectivas que demuestran la riqueza de estilos y las diferencias generacionales en el modo de abordar estos asuntos.

En su conjunto conforman Espacios en la Isla, una antología que debería entrar en la lista de títulos necesarios para quien desee estudiar a fondo la literatura cubana. Como lector, es una compilación que se disfruta, que nos hace pensar y que expande nuestros horizontes emocionales e intelectuales.


Texto e imágenes
© Enrique Yecier



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Es un libro que reúne letras excelsas de inevitable lectura. Magnífica tu reseña. ¡Gracias por compartirla!
¡Abrazos!

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Gracias por leer y comentar.

!BBH

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