Calma

Hay situaciones en la vida que por más que quieras controlar no se pueden
La vida es así, imprescindible en todas sus aristas. Controlar todo no está a nuestro alcance ni estará por mucho que queramos, somos simples pasajeros que dependemos del transporte, sus paradas, sus reglas o condiciones, su humor. Dónde se ha visto al pasajero decidiendo libremente del transporte por mucho que lo haya designado como suyo.
Ser controladores y buscar el por qué de todo y a todo es un error. Tenemos que aprender a ir conviviendo con las embestidas de la vida, en el transcurso ocurrirán más de un cambio, los golpes son parte indiscutible del proceso.
El huracán Melissa formó parte de esas embestidas que no tienen un por qué. Así como la vida, la naturaleza sorprende y es aprendiendo a adaptarnos, sobreponernos y rebasar es como único logramos vencer con buenos resultados.
Este fenómeno natural atravesó mi bello Santiago mientras el pueblo no tiene alimentos y sí mucha hambre, donde el fluido eléctrico había desaparecido (lo habían quitado) tres días antes del paso del ciclón, más el tiempo del huracán y el después que solo queda poner puntos suspensivos…
![]()  | ![]()  | 
|---|
En mi bello Santiago solo están de moda varios virus y nada de medicamentos, nada de reactivos.
Este huracán solo vendría a poner esa gota que le faltaba a la copa pero que aunque se desborde igual no se puede hacer nada.

De martes a miércoles fue un solo nervio, puros pensamientos negativos. Mi casa sí tuvo las condiciones para enfrentarlo pero muchos de mis vecinos no, en mi casa se evacuaron diez personas y sinceramente me partía el alma ver tantos rostros decaídos con pizcas de esperanzas, es mucho perderlo todo y sin tener con qué levantarte. Como me dijo una vecina: qué me hago si lo pierdo todo

La preocupación también inundaba mis pensamientos, era imposible que no lo hiciera, estaba pasando por mucho. Como si el día no pudiera ir peor, a las 12:00pm falleció mi abuela, después de meses depauperada, meses de sufrimiento y angustias, fallece en medio de un ciclón donde todo estaba en pausa, en un país que no funciona y que si en condiciones normales morirse también es un problema ni imaginar en esos términos.
En medio de aquel martes solo quería tener calma, calma en los vientos, en la lluvia, en mis pensamientos. CALMA. En la vida no se puede controlar todo, eso está más que comprobado, de tener el control no dejara que nada hubiese acontecido, la vida sorprende, golpea, entristece, educa y cambia.
Muchos vecinos lo perdieron todo, otros casi todo, en mi casa hubo daños menores pero hubo. El horno-parrilla se fue abajo, en la otra casa pequeña si hubo derrumbe total, todos los árboles fueron al piso y algunas tejas que cubrían el horno se desprendieron.

A pesar de todo, Dios fue demasiado bueno, fiel, hasta ahora no he oído de pérdidas de vidas humanas, así que: estamos bien. Su promesa fue cumplida una vez más , él estuvo hasta en las tormentas. Y como dicen muchos: siempre que llueve escampa.
Ahora ya todo está en calma, los vientos son más débiles, la lluvia cesó, mi abuela ya está en un lugar más bonito y solo queda tener calma para afrontar, recuperarse, construir y sobre todo SEGUIR.


