Women were born empowered / Las mujeres nacieron empoderadas (eng-esp)

Greetings, dear.

A long time ago I talked with my wife about this reflection that you will read today. As an editor, I don't like phrases where they are encouraged to empower themselves, to become empowered women.
That means they are not and that is a big mistake. All of us were born with our power. Especially women, who have always been more powerful than us.

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The idea of empowerment starts from a false premise: that power is something external that is granted. It's not like that.
We are all born with power. The difference is that some take it from others and others take it from ourselves, believing that we don't have it.
The real work is not to empower, it is to remind people of the power they already possess and teach them not to give it up.

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For centuries, social systems, created primarily by men, attempted to deny that power to women.
Their access to education, property, and voting were restricted. But it's crucial to understand this: they couldn't take it away. What they did was put barriers, padlocks and chains.
The power was always there, latent. And it was that same internal power that women used to fight, to organize, to demand their rights.
And they won. If they were not empowered, if they did not have power, they would not have even thought about it.
Every right conquered is proof that its power never disappeared; He was just waiting for the moment to manifest himself with all his strength.

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Furthermore, women are born with a greater, fundamental power, and that is undeniable: the power to create life.
It is a biological, concrete and monumental fact. It is the ability to gestate, nurture and give birth to a new human being. It is a type of creative force and physical resistance that we men do not experience.
It is the most basic power and, at the same time, the most sublime. It is a power that they already had, not that we gave them.

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Finally, they have a superpower that men lack: inherent and constant beauty. I'm not talking about a standard, but about a fact.
A woman, at any time in her life, under any circumstance, has an intrinsic beauty that is palpable. It is a force of presence that alters a space simply by inhabiting it.
We men don't have that. We must build our presence with other things.

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That's why the word “empower” bothers me. It's condescending. It implies that the power was in our hands to give it to them.
It was never like that. You were born with it. They were born empowered and always will be.
The rest has been, and will be, removing obstacles so that that power can flow without limits. Our role, that of men, is not to give them power, it is to stop blocking it and learn to recognize it.

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Versión en español

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Saludos, estimadas.

Hace mucho conversé con mi esposa sobre esta reflexión que leerán el día de hoy. A mí, como editor que soy, no me gustan las frases donde se les anima a empoderarse, a convertirse en mujeres empoderadas.
Eso significa que no lo son y eso es un gran error. Todos nosotros nacimos con nuestro poder. En especial, las mujeres, que siempre han sido más poderosas que nosotros.

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La idea del empoderamiento parte de una premisa falsa: que el poder es algo externo que se otorga. No es así.
Todos nacemos con poder. La diferencia está en que algunos se lo quitan a otros y otros nos lo quitamos nosotros mismos, creyendo que no lo tenemos.
El verdadero trabajo no es empoderar, es recordar a la gente el poder que ya posee y enseñarle a no renunciar a él.

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Durante siglos, los sistemas sociales, creados principalmente por hombres, intentaron negar ese poder a las mujeres.
Se les restringió el acceso a la educación, a la propiedad, al voto. Pero es crucial entender esto: no se lo pudieron quitar. Lo que hicieron fue ponerle barreras, candados y cadenas.
El poder siempre estuvo ahí, latente. Y fue ese mismo poder interno el que las mujeres utilizaron para luchar, para organizarse, para exigir sus derechos.
Y vencieron. Si no fueran empoderadas, si no tuvieran poder, no lo hubieran, ni siquiera, pensado.
Cada derecho conquistado es una prueba de que su poder nunca desapareció; solo estaba esperando el momento de manifestarse con toda su fuerza.

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Además, las mujeres nacen con un poder mayor, fundamental, y eso es innegable: el poder de crear vida.
Es un hecho biológico, concreto y monumental. Es la capacidad de gestar, nutrir y dar a luz a un nuevo ser humano. Es un tipo de fuerza creativa y de resistencia física que los hombres no experimentamos.
Es el poder más básico y, al mismo tiempo, el más sublime. Es un poder que ya tenían, no que les dimos.

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Por último, tienen un superpoder del que carecemos los hombres: la belleza inherente y constante. No hablo de un estándar, sino de un hecho.
Una mujer, en cualquier momento de su vida, bajo cualquier circunstancia, posee una belleza intrínseca que es palpable. Es una fuerza de presencia que altera un espacio simplemente al habitarlo.
Nosotros los hombres no tenemos eso. Debemos construir nuestra presencia con otras cosas.

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Por eso me molesta la palabra “empoderar”. Es condescendiente. Implica que el poder estaba en nuestras manos para dárselo.
Nunca fue así. Ustedes nacieron con él. Nacieron empoderadas y siempre lo serán.
El resto ha sido, y será, quitar los obstáculos para que ese poder pueda fluir sin límites. Nuestro papel, el de los hombres, no es darles poder, es dejar de bloquearlo y aprender a reconocerlo.