Hello, dear Hivers. Special greetings to the Holos&Lotus community!

Today I was reflecting on the speed at which our existence moves, how every piece of news produced on the other side of the world reaches us instantly, usually through social media and the news spaces that circulate within them.

Today, the world changes constantly. We witness the most incredible phenomena, the most devastating wars, the most media-driven bombings in all of human history. And we watch them impassively, like gray spectators, without even biting our nails. It’s not like it used to be. We’ve grown accustomed to these processes—to things happening, whether just or unjust—and most of us don't even show the slightest reaction on our faces.

I also think that, subjected to these changes, to immediacy and connectivity, we often remain static, incredibly unshaken, as if the worst disasters affecting others could never affect us. If we take a quick look at the new generations, we can see they’re no longer like the kids from before, who would be amazed by any novelty, sparking curiosity and a thirst for knowledge. We—and I mean those of us from earlier generations, the 70s and 80s—are gradually adopting the same detached attitude.

Today’s kids are fully digital and find all the answers to their questions through their devices. This, without proper guidance, can be a cause of concern for parents. And rightly so—we already know the dangers that poorly used social networks pose for children, and how terribly they can be manipulated by third parties for their own benefit or to satisfy some of the darkest deviations of humanity. Parents, we must stay attentive to our children. Don’t buy them a phone or tablet too early. Let them live free from technology while they grow up.

But I’ve strayed from the topic, so I’ll continue speaking about the new eras. I remember that we used to have debates in groups of friends—we talked about baseball, football, or any other sport, even politics. And we did it gathered in a park or around the neighborhood. Today, debates happen through WhatsApp chats or other apps, and are filled with memes, short videos, and all kinds of media.

Young people use a variety of social networks and messaging platforms: TikTok, Instagram, Snapchat. They broadcast themselves in live videos and, through them, express themselves, engage in debates, make friends, among other activities.

The world keeps aging, and in this evolution, we must not forget our responsibilities as parents, teachers, professors, older siblings, friends. I believe that despite the trends and the broad evolution of technology, we should examine each piece of news, observe every event, and speak out within our families—talking about these matters with our children, with our students.

It is an unavoidable duty to ensure that the good habits, customs, and core principles we bring from home are not lost in this entanglement of digital networks, connectivity, and immediacy. I strongly believe many here will agree with me that the new eras have brought many advancements, but also new challenges we must face with responsibility.

I leave you now, not without first wishing you a good night and an even better dawn. Cheers!

I share this text with you:

I have a foolish bird with a peephole and a broom. It almost always peers through the spyglass, but when it doesn’t, it sweeps— sweeps up the desolate lumps of bread, sweeps away the abandoned, uttered glance, sweeps the filth of the world from before the door.

And when it doesn’t look and it hurts, it bursts like a firecracker and leaps with laughter— though more from fear than joy, more from courage than ease.

Then it occupies itself with these two things: marveling at men and at the things that, levitating, rise—just to say it—like whirlwinds.

My bird watches and gathers, chattering within itself, so as not to transgress what is respectful.

It splashes when it dives into the dawn, when the eye blushes with mist pierced by light, and trembles, idiot-like, before the dew— venerable dew, that sort of thing that still sustains us,

amid the lumps of the solitarily shrill day, across dawn and dawn.

But when it unveils itself silent and sluggish, the heart shivers from within— with the cold, with the trembling of a seabird after a storm, nourished by glances and submerged in waste.

It trembles and waits, clinging to the branch of doubt, waiting in the middle of the night for the light of a new dawn.

The light of a new dawn.

Hola, apreciados Hivers. Saludo especial para la comunidad Holos&Lotus!!

Hoy meditaba sobre la velocidad con que se mueve nuestra existencia, cómo cada noticia que se produce al otro lado del mundo llega instantáneamente hasta nosotros, normalmente a través de las redes sociales y los espacios noticiosos que en ellas se difunden.

Hoy el mundo cambia constantemente. Se conocen los fenómenos más increíbles, las guerras más funestas, los bombardeos más mediáticos de toda la humanidad. Y nosotros los observamos impasiblemente, como grises espectadores, sin comernos las uñas siquiera. Ya no es como antes. Nos hemos acostumbrado a estos procesos, a que sucedan las cosas más injustas —o justas— y no manifestemos, una gran mayoría, ni la más mínima expresión en el rostro.

Pienso además que, sometidos a estos cambios, a la inmediatez y la conectividad, muchas veces permanecemos estáticos, increíblemente inmutables, como si los peores desastres que afectan a los demás no pudieran afectarnos a nosotros. Si damos un pequeño vistazo a las nuevas generaciones, podemos apreciar que ya no son como los chicos de antes, que se sorprendían con cualquier novedad, despertando en ellos la curiosidad y las ganas de saber. Nosotros —y me refiero a las generaciones anteriores, de los 70, 80— ya vamos asimilando la misma postura.

Los chicos de hoy son netamente digitales y encuentran en sus dispositivos todas las respuestas a sus inquietudes. Es algo que, sin el debido control, puede dar ciertos temores a los padres. No es para menos: ya sabemos de los peligros que entrañan las redes sociales mal empleadas por los chicos y terriblemente manipuladas por terceras personas, para su beneficio o para satisfacer las peores desviaciones de la humanidad. Padres, hay que estar pendientes de nuestros hijos. No les compre el celular o la tablet antes de tiempo. Déjelos que vivan libres de la tecnología mientras crecen.

Pero me he alejado del tema, así que continúo hablando de las nuevas eras. Recuerdo que antes establecíamos discusiones en grupos de amigos: hablábamos de béisbol, de fútbol o cualquier otro deporte, incluso de política. Y lo hacíamos reunidos en un parque o en el barrio. Hoy las discusiones son a través del chat de WhatsApp u otras aplicaciones, interviniendo en ello los memes, videos cortos y todo tipo de contenido.

Las juventudes usan disímiles redes sociales y mensajeros: TikTok, Instagram, Snapchat. Se exhiben en videos en vivo y allí se manifiestan, establecen sus discusiones, hacen amigos, entre otras actividades.

La edad del mundo avanza, y en esta evolución no podemos olvidar nuestras responsabilidades como padres, docentes, profesores, hermanos mayores, amigos. Creo que, a pesar de la moda y de la amplia evolución de la tecnología, debemos revisar cada noticia, observar cada suceso y manifestarnos en el seno de nuestra familia, hablando de estos temas con nuestros hijos, con nuestros alumnos.

Es un deber ineludible que los buenos hábitos, costumbres y principios fundamentales que traemos de casa no se pierdan en esta enredadera de redes electrónicas, conectividad e inmediatez. Creo fervientemente que muchos aquí estarán de acuerdo conmigo en que las nuevas eras han traído muchos avances, pero también nuevos retos que tenemos que enfrentar con responsabilidad.

Les dejo, no sin antes desearles una buena noche y un mejor amanecer. ¡Salud!

Quiero compartirles este texto:

Tengo un pájaro necio de mirilla y escoba

casi siempre mira por el anteojo pero cuando no, barre

barre los grumos de pan tan desolados

barre la enunciada mirada abandonada

barre la inmundicia del mundo ante la puerta

y cuando no mira y se duele, pasa como un petardo reventado

y salta de risa pero más de espanto y de coraje

entonces se ocupa en estas dos cosas

maravillándose de los hombres

de las cosas que levitando levantan a veces, solo por decirlo, torbellinos

mi pájaro mira y acumula, parlotea en su interior

para no transgredir al respetuoso

salpica cuando se sumerge en el amanecer

y cuando se sonroja el ojo con la bruma atravesada por la luz

y tiembla como idiota ante el rocío, venerable rocío, esa especie de cosas

que todavía nos sostienen

en medio de los grumos del día solitariamente estridente

sobre el amanecer y el alba

pero cuando calla y perezoso se desvela

tiembla en su interior el corazón de frío

con un tremor de ave de mar

después de la tormenta alimentada de mirada y sumergida en la basura.

Tiembla y espera adherido a la rama de la duda, esperando en medio de la noche

la luz del nuevo amanecer.

Que tengan un excelente día/noche!!

✧･ﾟ: ✧ PoetaFranko ✧:･ﾟ✧

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El texto y las imágenes son de la autoría de Frank Rodríguez

The text and images are the property of Frank Rodríguez.

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