Thank you for everything, Nat (EN-ES)
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True love is never forgotten; it is either the most precious or the most painful memory.
No one can know when it will appear or what it will be like; it's something you discover when the feeling hits you hard, making you cry. It’s something you realize when you lose sight of it, and it’s something you understand when you lose it forever.
When I was a 19-year-old boy, she came into my life by pure chance: a university student just getting to know the big city. Her name was Natalie; I called her Nat, and she became my roommate.
We shared the same roof, among other things, during the first months of living together; that’s how we got to know each other... We were simple strangers who became acquaintances, and before we knew it, as the months went by, we ended up being more than friends.
I was interested in her taste for literature; I had been passionate about writing for quite some time, and she turned my passion into genuine love. Nat was my reason to be someone worthy of love.
One night, I gathered the courage to declare my love and ask her to start a relationship. I went to her room, knocked on her door, and when she opened it, I told her what I felt from the bottom of my soul:
—Hey Nat, I have something important to tell you.— I said while sweating all over.
I tried to look confident, but nerves were getting the best of me. Nat looked at me with curiosity.
—Is something wrong? You look nervous.— Nat said, looking at me with intrigue.
The excitement within me was like a volcano about to erupt; I couldn’t hold it back any longer, so I mustered courage and opened my heart.
—Don’t worry, what’s happening is that I want to propose something important.— I said, embarrassed.
Somehow, she sensed my intentions, and she was left breathless with surprise.
—Oh God— she said, surprised.
That was a memorable night; she said yes immediately.
We were young and passionate, facing responsibilities as students, but we always made time for each other while living together. It was a very conventional yet unusual relationship.
We used to walk around the city and frequently visited a café that sold chocolate-filled croissants; they were delicious when we were together.
On one of our dates, we went to a playground to play like children on a swing; we spent hours just talking and joking.
—You know, I think I love you— Nat told me while I pushed her on the swing.
When I heard her, I felt touched and came up with the idea to make a little joke.
—I don’t believe it— I said seriously.
Nat frowned, misinterpreting my words just as I had anticipated.
—Oh really?— she said, disappointed.
—No, I’m sure that I love you.— I said quickly.
Nat burst into laughter; my joke had been a success.
—Oh my… Don’t play with me like that.— she said while laughing.
Things were wonderful for three years; Nat was my source of inspiration, my companion in life. She stood by me in good times and bad; I like to think we had an unofficial marriage. What we had was more than enough to be happy, but I was unaware that joy of that quality doesn’t last forever.
She graduated much sooner than expected, finished her degree, and her family no longer had reasons to pay the rent... So she had to leave.
There was nothing I could do; the future I dreamed of building by her side crumbled before I could even lay the foundation.
I could feel it; the ground was right... She was the one. But I wasn’t the one to stand in her way; Nat had a bright future, and I grew to love her enough to recognize that I had to let her go even though it would break our hearts.
One night, I went to her room for the last time and told her:
—Nat… I have something important to tell you.— I said while doubting what I was about to do.
I tried to keep my composure, but I felt I was making a huge mistake. Nat was sad while packing her things; she looked at me with curiosity.
—What’s wrong, darling?— she asked, looking at me with intrigue.
It was a decisive moment; I didn’t want to hurt her feelings, but it was something inevitable. Our future was incompatible; I didn’t want to hold her back or block her while we were far from each other: that was going to be torture for both of us.
I had to put an end to it all before it destroyed us both, so I gathered courage... and told Nat the truth.
—I think… I think we should end our relationship.— I said with great sorrow.
Somehow, she sensed my intentions; she was left speechless and lowered her gaze.
—Oh God— she said quietly.
There wasn’t much to say after that… We both agreed it was for the best.
In the end, she met another man, someone with whom she matched to build a future...
And I... I cherish the good memories to this day.
Original version in Spanish
Imagen realizada en Artguru
El verdadero amor nunca se olvida, es el recuerdo más precioso o el más doloroso.
Nadie puede saber cuándo aparecerá o como será, es algo que descubres cuando el sentimiento te azota contra el suelo hasta hacerte llorar. Es algo que descubres cuando lo pierdes de vista y es algo que descubres cuando lo pierdes para siempre.
Cuando era un joven de 19 años, ella llego a mi vida por pura casualidad: Una estudiante universitaria que recién estaba conociendo la gran ciudad. Ella se llamaba Natalie, yo la llamaba Nat, ella se convirtió en mi compañera de piso.
Compartimos el mismo techo entre otras cosas durante los primeros meses de convivencia, así nos conocimos... Fuimos simples extraños que se convirtieron en conocidos, antes de darnos cuenta, con el pasar de los meses, terminamos siendo más que amigos.
Me intereso por su gusto por la literatura, a mi me apasionaba escribir desde hace bastante tiempo y ella convirtió mi pasión en amor genuino. Nat era mi razón para ser alguien digno de amor.
Una noche me arme de valor para declarar mi amor y pedirle que empezáramos un noviazgo. Fui a su habitación, toque su puerta y cuando ella la abrió, le dije lo que sentía desde el fondo de mí ser:
—Ey Nat, tengo algo importante que decirte. — dije mientras sudaba por todas partes.
Trate de lucir confiado, pero me ganaba el nerviosismo. Nat me observo con extrañeza.
—¿Sucede algo? Te ves nervioso. —dijo Net mientras me miraba con intriga.
La emoción en mi era como un volcán a punto de entrar en erupción, no podía soportarlo por más tiempo, así que tome valor y destape mi corazón.
—No te preocupes, lo que sucede es que quiero proponerte algo importante. —dije avergonzado.
Ella de alguna forma se vio venir mis intenciones, se quedo sin aliento de la impresión.
—Oh dios— dijo sorprendida.
Esa fue una noche memorable, ella me dijo que si inmediatamente.
Éramos jóvenes y apasionados, teníamos responsabilidades como estudiantes, pero siempre teníamos tiempo para nosotros al vivir juntos. Era un noviazgo muy convencional, y poco usual.
Solíamos salir a pasear por la ciudad, frecuentábamos una cafetería en la cual vendían Croissant rellenos de chocolate, eran deliciosos cuando estábamos juntos.
En una de nuestras citas, fuimos a un parque infantil a jugar como niños en un columpio, estuvimos ahí por horas solo hablando y bromeando.
—Sabes, creo que te amo — me dijo Nat mientras la empujaba en el columpio.
Cuando la escuche me sentí conmovido y en mi surgió la idea de hacerle una pequeña broma.
— Yo no lo creo — le dije con seriedad.
Nat frunció el ceño, malinterpreto mis palabras tal y como lo había previsto.
— Ah no? – dijo decepcionada.
—No, yo estoy seguro de que te amo. — le dije rápidamente.
Nat estallo en carcajadas, mi broma había sido un éxito.
— Cielos… No juegues conmigo de esa manera. — dijo ella mientras se reía.
Las cosas fueron maravillosas por 3 años, Nat era mi fuente de inspiración, mi compañera en la vida. Estuvo conmigo en los buenos y malos momentos, me gusta pensar que tuvimos un matrimonio no oficial. Lo que teníamos era más que suficiente para ser felices, pero ignoraba que la alegría de esa calidad no dura para siempre.
Ella se graduó mucho antes de lo esperado, terminó su carrera y su familia ya no tenía razones para pagar la renta... Así que ella se tuvo que ir.
No había nada que pudiera hacer, el futuro que soñaba construir a su lado se desmoronó antes que siquiera pudiera colocar las bases.
Podía sentirlo, el terreno era el apropiado...
Ella era la indicada. Pero yo no era quién para interponerme en su vida, Nat tenía un futuro brillante, y llegué a amarla tanto para reconocer que tenía que dejarla ir a pesar de que eso nos rompería el corazón.
Una noche fui a su habitación por última vez y le dije:
— Nat… Tengo algo importante que decirte. — le dije mientras dudaba de lo que estaba a punto de hacer.
Trate de mantener la compostura, pero sentía que estaba cometiendo una gran equivocación. Nat estaba triste mientras empacaba sus cosas, me observo con extrañeza.
— ¿Qué Sucede cariño? — me pregunto mientras me miraba con intriga.
Era un momento decisivo, no quería herir sus sentimientos, pero era algo inevitable. Nuestro futuro era incompatible, no quería frenarla o bloquearla mientras estuviéramos lejos el uno del otro: Eso iba a ser una tortura para ambos.
Tenía que ponerle fin a todo esto antes de que nos destruyera a ambos, así que tome valor… y le dije la verdad a Nat.
—Creo que… Creo que debemos terminar nuestra relación. — le dije con mucho pesar.
Ella de alguna forma se vio venir mis intenciones, se quedo sin palabras y bajo la mirada.
—Oh dios— dijo en voz baja.
No hubo mucho que decir después de eso… Ambos coincidimos en que era lo mejor.
Al final, ella conoció a otro hombre, alguien con quién coincidió para construir un futuro...
Y yo... Agradezco los buenos recuerdos hasta el día de hoy.
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