Woman, a sum of strengths / La mujer, una suma de fortalezas (eng-esp)

Hello, my friends.

Today I want to talk to you about something I was discussing with my husband: Women are a sum of many strengths, and I'll explain why.

I see it in my life and in each of yours. Our strength isn't abstract; it's concrete and measured in hours of work. We are capable of juggling multiple roles simultaneously. We pursue our careers, manage the household, and attend to our families' needs, often all in the same day and in shifts.

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We constantly switch gears, going from an important meeting to helping with homework or figuring out what to have for dinner. This isn't just simple multitasking; it's the ability to handle several work realities simultaneously, each with its own demands and urgencies.

And we often do this while continuing to study, train, or prepare for a better position. We add more weight to our shoulders because we have our sights set on a better future.

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But what truly defines our resilience is that we perform all these tasks even when our bodies are telling us to stop. We do it when we're sick, with a fever or in pain. We do it when we're pregnant, tired, and unwell. We do it right after giving birth, breastfeeding at any hour, or enduring the discomfort of menstruation.

Our ability to ignore fatigue and keep going is unsurpassed. We constantly push beyond our own physical and mental limits because responsibility doesn't care about how we feel.

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Finally, we have a resource that may seem superficial, but is profoundly practical: makeup and clothing. It's not vanity. It's a tool.

Makeup we like and clothes that fit us well have the tangible power to change our mood. It's a psychological switch. Those "bad energies" from a bad day, exhaustion, or frustration dissipate when we get ready. We look in the mirror and see a capable person, someone who can handle anything.

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That simple act recharges our strength and gives us the courage to face anything. It's our superpower for preparing for the daily battle.

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Leer en español

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Hola, amigas mías.

Hoy vengo a hablarles de algo que conversaba con mi esposo: La mujer es una suma de muchas fortalezas y les explico el por qué.

Lo veo en mi vida y en la de cada una de ustedes. Nuestra fortaleza no es abstracta, es concreta y se mide en horas de trabajo. Somos capaces de llevar múltiples jornadas al mismo tiempo. Ejecutamos nuestra profesión, gestionamos la casa y atendemos las necesidades de nuestra familia, a menudo en un mismo día y de forma alternada.

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Cambiamos el chip constantemente, pasando de una reunión importante a ayudar con la tarea escolar o a resolver qué hay para cenar. Esta no es una simple multitarea; es la capacidad de sostener varias realidades laborales de forma simultánea, cada una con sus propias demandas y urgencias.
Y esto lo hacemos, con frecuencia, mientras seguimos estudiando, formándonos o preparándonos para un mejor puesto. Añadimos más carga a nuestra espalda porque tenemos la vista puesta en un futuro mejor.

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Pero lo que realmente define nuestra resistencia es que realizamos todos estos trabajos incluso cuando nuestro cuerpo nos pide parar. Lo hacemos estando enfermas, con fiebre o dolor. Lo hacemos embarazadas, con cansancio y malestares. Lo hacemos recién paridas, lactando a cualquier hora o soportando las molestias de la regla.
Nuestra capacidad para ignorar el cansancio y seguir funcionando es insuperable. Constantemente rompemos nuestros propios límites físicos y mentales porque la responsabilidad no entiende de cómo nos sentimos.

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Finalmente, tenemos un recurso que puede parecer superficial, pero que es profundamente práctico: el maquillaje y la ropa. No es vanidad. Es una herramienta.
Un maquillaje que nos gusta y una ropa que nos queda bien tienen el poder tangible de cambiar nuestro estado de ánimo. Es un interruptor psicológico. Esas "malas energías" de un mal día, el agotamiento o la frustración, se disipan cuando nos arreglamos. Nos miramos al espejo y vemos a una persona capaz, que puede con todo.

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Ese acto simple nos recarga las fuerzas y nos da los ánimos para enfrentar lo que sea. Es nuestro superpoder de preparación para la batalla diaria.