Abolir la democracia: esa parece ser la misión y el objetivo de algunos movimientos, según mi mirada.

Esos grupos los veo como un cáncer social que, disfrazado de cordero, reparte propaganda por doquier y se presenta como salvador de los pobres para convertirlos en dependientes. Llegan con publicidad, colores, dádivas y discursos que convencen a quienes esperan un mesías que jamás llegará, porque el verdadero salvador de cada vida es cada quien.

Abolir la democracia es, en mi opinión, atentar contra la dignidad humana y contra la posibilidad de convivir en libertad. Por eso debemos defenderla con fuerza.

Mi humilde opinión.

Hasta aquí mis cinco minutos.