Parque Nacional MOCHIMA [ESP/ENG] || TRAVEL & GALLERY

     La tercera vez de visita a un sitio, debiera ser algo para conectar con detalles no vistos o pasados por alto, en vuestras dos interacciones previas con el lugar. En eso pensaba mientras conducía de regreso a Maracay, luego de la aventura realizada por el oriente del país (Venezuela). Pero lo que conseguimos en nuestra visita al Parque Nacional Mochima, ubicado en el estado Sucre al nororiente venezolano, fue una sorpresa de marca mayor. Es justo colocar en contexto a nuestros lectores y confesar la separación de al menos tres décadas y media, desde la última de las visitas a uno de los sitios naturales más lindos del país. No sé si el lector se identifica con éste mortal, pero hay lugares naturales que os sacan el aliento y os hace sentir chiquititos. Tiene que ver con la arrogancia de la madre naturaleza (Pachamama) y la manera como sientes sus vibras, alrededor de todos los estímulos que tales sitios proporcionan y que vuestros sentidos captan.

     Hay muchos lugares que nos han hecho sentir así: Crater Lake en Oregon, la región de los siete lagos en la Patagonia Argentina, las mareas en la costa de Normandía en Francia, las aguas heladas del mar mediterráneo en las orillas de España, los verdes eternos de Irlanda, la bahía de Bellingham en el estado de Washington dentro de la unión americana, en fín, podría estar enumerando tantas cosas vistas, pero perderíamos el punto: Ninguna de ellas ha logrado sacar los sentimientos a flote como lo hizo Mochima. Allá llegamos luego de conducir desde Cumaná por la troncal número 9. La carretera está en buenas condiciones y decidimos desayunar las famosas empanadas orientales, justo en la bifurcación donde se hace el desvió al pueblo de Mochima. Antes nos paramos en el mirador donde capturamos la imagen de portada y la segunda imagen dentro de la publicación.


ENGLISH VERSION (click here!)


      A third visit to any place should be an opportunity to connect with the details you missed—or simply overlooked—during your first two encounters. That’s what I was thinking as I drove back to Maracay, after our adventure through Venezuela’s eastern region. But what we found during our visit to Mochima National Park, located in Sucre state in the northeastern corner of the country, was a surprise of the highest order. It’s only fair to give our readers some context and admit that it had been at least three and a half decades since my last visit to one of the most beautiful natural sites in Venezuela. I don’t know if the reader relates to this mortal, but there are places in nature that take your breath away and make you feel small. It has to do with the sheer arrogance of Mother Nature (Pachamama) and the way her energy pulses through every stimulus these places offer—and how your senses receive them.

      There are many places that have made us feel that way: Crater Lake in Oregon, the Seven Lakes region in Argentine Patagonia, the tides along the coast of Normandy in France, the icy waters of the Mediterranean on Spain’s shores, the eternal greens of Ireland, Bellingham Bay in Washington State in the U.S.—I could go on listing wonders we’ve seen, but we’d lose the point: None of them stirred our emotions quite like The Mochima´s National Park did. We arrived after driving from Cumaná along trunk road number 9. The road is in good condition, and we chose to stop for breakfast at the famous eastern-style empanada stand, right at the fork where the turnoff to the town of Mochima begins. Before that, we paused at the overlook where we captured the cover photo and the second image featured in this post.


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     También es inapelable el hecho de que @stow01 (nuestro hijo) estuvo de visita acá en una época mucho más reciente (hace unos 8 años); en tal oportunidad, había viajado junto a su hermano, las novias de ambos en aquel momento y una tercera amiga. Basado en tal experiencia, fue que nos recomendó buscáramos a William y a Beglis, en Mochima centro de buceo. Ellos organizan viajes a precios justos y te organizan el día de visita. El pueblo se encuentra muy organizado y los paseos se pueden pagar en el muelle colectivo donde las lanchas salen a las playas que contrate el interesado. En nuestro caso, decidimos pagar un tour por lancha a varios puntos de interés del Parque. El costo de la lancha fue de US$ 60 y los servicios prestados por William y Beglis salieron en US$ 90. Como viajamos 4 personas y todos ponían de su bolsillo para los gastos comunes, los costos no fueron excesivos.

     ¿La razón? Fue media tarde de paseo en lancha por las bellezas naturales de la zona, agregue un curso de snorkeling, el alquiler del equipo completo para la actividad y la guía exclusiva de William y Beglis, quienes se comportaron a la altura de las circunstancias. El primer punto visitado fueron las Piedras de Tentenocaigas, un lugar donde usted puede pasar por debajo de unas rocas horadadas por el mar y salir a un pozo formado naturalmente dentro de la roca. Fue una experiencia sublime porque con el uso de la máscara de buceo, el espectáculo visual de peces, moluscos, gusanos de mar y un sinfín de criaturas os hace preguntar el porqué no haber nacido allí, para no tener los problemas usuales de los humanos. Ramiro, @stow01 y este servidor hicimos la actividad. Ricardo (mi hermano) se quedó en la lancha porque hace muchos años se le perforó el tímpano y tenía animadversión a la presión del agua en sus oídos, en caso de descender mucho.


ENGLISH VERSION (click here!)


      It’s also worth noting that @stow01 (our son) visited this place much more recently—about eight years ago. Back then, he traveled with his brother, their girlfriends at the time, and a third friend. Based on that experience, he recommended we look for William and Beglis at the Mochima Diving Center. They organize trips at fair prices and help you plan your entire day. The town itself is well organized, and excursions can be paid for directly at the communal dock, where boats depart to the beaches selected by each visitor. In our case, we opted for a boat tour to several points of interest within the park. The boat rental cost us US$60, and the services provided by William and Beglis came to US$90. Since we were traveling as a group of four and everyone chipped in for shared expenses, the costs were quite manageable.

     Why? Because it was a half-day boat ride through the natural wonders of the area, plus a snorkeling course, full gear rental for the activity, and the exclusive guidance of William and Beglis—who truly rose to the occasion. Our first stop was the Tentenocaigas Rocks, a spot where you can swim beneath sea-carved stone arches and emerge into a naturally formed pool inside the rock itself. It was a sublime experience. With the diving mask on, the visual spectacle of fish, mollusks, sea worms, and countless other creatures makes you wonder why you weren’t born there—just to avoid the usual troubles of being human. Ramiro, @stow01, and yours truly dove in. Ricardo (my brother) stayed on the boat, as he had suffered a ruptured eardrum years ago and prefers to avoid the pressure water puts on his ears when diving deep.


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     Mientras navegamos hacia el segundo punto de visita, William nos indicó el sitio del hundimiento del HMS Thunderbolt, una embarcación de la Royal Navy británica, torpedeada por algún submarino alemán que patrullaba las aguas venezolanas en la segunda guerra mundial. Por la condición de país petrolero que ostentaba Venezuela, los alemanes intentaban evitar que nuestro petróleo surtiera a sus enemigos, aún cuando nuestro país se había declarado neutral. Llegamos al lugar donde una cueva horadada en la roca, sirve de templo para los devotos de la Virgen del Valle, patrona de los pescadores y del oriente venezolano. Luego de la visita, continuamos hacia la playa Cautarito, nuestro destino final para la actividad de snorkeling. Es la ensenada menos concurrida del parque y tiene unos arrecifes espectaculares. Nada de lo que había visto antes en mi vida, me había preparado para la impresión duradera que me llevaría de allí.

     Incluso, escribiendo esto, me será muy difícil poner en palabras las emociones y las conexiones vividas en ese lugar. Tal vez la mejor manera de acercar a mi amado lector a una aproximación de tales sentimientos, sería como presenciar el momento de la creación y ser espectador de ella ¿Blasfemia? No lo sé. Fueron dos horas y media aproximadamente dentro del agua. Peces loro, ángel, flauta, damiselas, cirujano, lisas y no me extenderé porque no soy ningún biólogo marino. Además, caballitos de mar, erizos marinos gigantes y babosas marinas completaron la orquestación para la danza alrededor de las cientos de especies de arrecifes y esponjas. Es muy difícil, por no asegurar imposible, volver a ser la misma persona luego de ver aquello. Mi hermano Ricardo, tan dado a tener acuarios en un tiempo pasado, fue el último en salir del mar. Por supuesto, no es difícil entrever el porqué.


ENGLISH VERSION (click here!)


      As we sailed toward our second stop, William pointed out the site where the HMS Thunderbolt sank—a British Royal Navy vessel torpedoed by a German submarine that had been patrolling Venezuelan waters during World War II. Given Venezuela’s status as an oil-producing country, the Germans sought to prevent our petroleum from reaching their enemies, even though our nation had declared itself neutral. We arrived at a spot where a cave carved into the rock serves as a shrine for devotees of the Virgen del Valle, patron saint of fishermen and of eastern Venezuela. After that visit, we continued on to Cautarito Beach, our final destination for the snorkeling activity. It’s the least crowded cove in the park and boasts spectacular reefs. Nothing I had seen before in my life had prepared me for the lasting impression I would carry from that place.

      Even now, as I write this, it’s hard to put into words the emotions and connections we experienced there. Perhaps the closest I can bring my beloved reader to those feelings is to compare it to witnessing the moment of creation itself—and being a spectator to it. Blasphemy? I’m not sure. We spent roughly two and a half hours in the water. Parrotfish, angelfish, trumpetfish, damselfish, surgeonfish, mullets—and I won’t go on, since I’m no marine biologist. Add to that seahorses, giant sea urchins, and sea slugs, all orchestrating a dance around hundreds of reef species and sponges. It’s incredibly difficult—if not impossible—to remain the same person after seeing all that. My brother Ricardo, who once kept aquariums in the past, was the last to leave the sea. And of course, it’s not hard to guess why.


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     Cerca de las seis de la tarde salimos de esa playa, no sin antes brindar con una cerveza solera verde, la hazaña que representó volver hacer una actividad que en nuestra juventud la practicamos mucho. También el sabernos en buenas condiciones físicas para aguantar el ritmo del grupo. No es sencillo mantener el cuerpo en movimiento, sin el menor indicio de cansancio, durante más de dos horas dentro del mar. Pero créanme cuando les digo: el cansancio no existe cuando emociones como las vividas fluyen dentro de la energía vital de vuestro cuerpo. Si a eso le sumas la increíble guía de dos seres como William y Beglis, tenéis un comodín ganador para cualquier lugar del parque que visitéis. Nadie (creo) os mostrará el parque como ellos...simple.

     ¿Comer? Siquiera hambre nos dió. En la noche, cuando condujimos hacia Puerto La Cruz (capital del estado Anzoátegui), llegamos al apartamento alquilado por AirBnB y salimos a cenar luego de bañarnos. Estuvimos los cuatro hablando sobre lo que habíamos visto y también estuvimos de muy buen humor ¿Qué nos queda por decir de éste mágico lugar? El Parque Nacional Mochima es uno de los secretos mejor guardados de TODO el mar caribe. Créame, no exagero. Hemos visitado Aruba, Curazao y República Dominicana. nada de eso llega a igualar la belleza de los arrecifes del Parque Nacional Mochima. Habría querido tener cámara de profundidad, haber hecho tomas de vídeo y completar una publicación donde se convenza de ir allá. Pero la verdad sea dicha: Por primera vez me sentí tan conectado a la Pachamama, que no me importó hacer ningún contenido ostentoso. Lo que ven acá en nuestra publicación, es una ínfima parte de lo vivido. Lo demás puede descubrirlo usted mismo visitando el Parque Nacional Mochima.


ENGLISH VERSION (click here!)


      Around six in the evening, we left the beach—not without first raising a cold Solera Verde beer to celebrate the feat of doing something we used to practice often in our youth. It also felt good to know we were still in solid physical shape, able to keep up with the group’s pace. It’s no small thing to keep your body moving, without the slightest hint of fatigue, for more than two hours in the sea. But trust me when I say: fatigue doesn’t exist when emotions like the ones we lived flow through your vital energy. And when you add the incredible guidance of two souls like William and Beglis, you’ve got a winning wildcard for any corner of the park you choose to explore. No one (I believe) will show you Mochima the way they do—simple as that.

      Food? We didn’t even feel hungry. That night, after driving to Puerto La Cruz (capital of Anzoátegui state), we arrived at our Airbnb apartment and headed out for dinner after freshening up. The four of us spent the evening talking about everything we’d seen, and the mood was light and joyful. What more can we say about this magical place? Mochima National Park is one of the best-kept secrets in the entire Caribbean Sea. Believe me—I’m not exaggerating. We’ve visited Aruba, Curaçao, and the Dominican Republic, and none of them come close to the reef beauty of Mochima National Park. I wish I’d had a deep-water camera, captured video footage, and created a post that would convince you to go. But truth be told: for the first time, I felt so deeply connected to Pachamama that I didn’t care about producing flashy content. What you see in this post is just a tiny glimpse of what we lived. The rest—you’ll have to discover for yourself by visiting Mochima National Park.


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     ¡Gracias por leer..! // Thank you for read..!


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20 comments
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En ocasiones las imágenes hablan por sí sola, pero indefectiblemente, vivir la experiencia es realmente único.

Qué genial que hayas podido volver y más aún con el hijo ya grande, disfrutando quizás de otra manera y por supuesto reviviendo, estas bellezas naturales de su país.

En su libro de vida, tiene muchos viajes realizados y seguramente muchos pendientes, pero su opinión sobre este lugar, me da una gran garantía de que vale la pena visitarlo y colocarlo en nuestros sueños.

Gran entrega como siempre.

Fuerte abrazo 🫂

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...gran garantía de que vale la pena visitarlo y colocarlo en nuestros sueños.

Jamás lo dudes, estimado amigo.

Gracias por comentar y por vuestra visita.

Fuerte y entrañable abrazo!

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Qué maravillosa aventura. El agua es tan cristalina. ¡La enhorabuena para ustedes por esa increible experiencia!

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Aprecio vuestro comentario y agradezco vuestros deseos.

Saludos cordiales

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He podido sentir lo que nos compartes sobre esa vibra que uno siente con algún lugar al que regresamos y es fantásticamente gratificante.
¡Gracias por transportarnos a este sitio hermoso!

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Si sientes aunque sea un poco de lo que sentimos, creo la misión de la publicación ha sido exitosa.

Abrazo y gracias por comentar

Saludos cordiales

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¡Hola!
Celebro que disfrutaras a plenitud en tu paseo por las rutas de Sucre y a pesar del deterioro reciente, encontraras las carreteras reparadas y en buen estado. Un paraíso en la ruta montañosa y otro con diferentes bellezas en las playas.
Por tu publicación precedente y el artículo en la revista Cripto, imagino que te cruzaste en el camino con gente de Hive Sucre y hasta puede que pasaras a pocos metros de mi casa.
Bueno, espero que de aquí al próximo mundial tengamos oportunidad de volver a compartir sobre esta tierra maravillosa y llena de contrastes llamada Venezuela.

Saludos.

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Gracias miles por vuestra visita a nuestra publicación...

Ignoro las veces que vos hicisteis el paseo a éste parque, pero supongo lo conocéis de cabo a rabo, como se dice en criollo.

Si, me sorprendió el excelente estado de las carreteras y créeme cuando te digo: jamás esperé estuvieran así..!

Lo que invita a tomar el volante!

Abrazo fuerte.

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Algunos lugares, como la cueva con imágenes de la virgen, nunca la visite, pues la mayor parte de mis idas y venidas por las carreteras de sucre se relacionaron con trabajo, lo que no me impidió disfrutar de las bellezas naturales.
Antes que construyeran Las Aguas de Moisés, había en la zona varias pozas para el disfrute de los turistas, como Los Cocoteros, Poza Cristal y Poza Azul, con quienes en su época mantuve relaciones comerciales.
La primera vez que entre en Pantoño, pueblito cercano a Casanay, me acompañaba mi hermano, que exclamo: Esto es Casas Muertas.
Mucho ha llovido desde entonces y por fortuna, algunas cosas han cambiado para bien.

Hasta pronto.

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Hiya, @glecerioberto here, just swinging by to let you know that this post made it into our Honorable Mentions in Travel Digest #2685.

Your post has been manually curated by the @worldmappin team. If you like what we're doing, please drop by to check out all the rest of today's great posts and consider supporting other authors like yourself and us so we can keep the project going!

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Thank you for the support!!!

Regards for all team..!

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No me sorprende que hayas visto esas maravillas en Cautarito. Cuando visité Mochima fui un día a esa playa, y sin ni siquiera tener una simple máscara para sumergirme, vi un montón de peces bellísimos a mi alrededor. Sin duda, como dices, bucear allí debe ser como ver el origen de todo jejeje. En fin, Mochima es una GRAN joya, el que va la ama para siempre, ¡saludos!

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Era la tercera vez que iba, pero no la conocía...lo confieso...

Tiene que ver sobre cómo conectas con el entorno y las circunstancias que rodearon las dos primeras visitas.

Además, ser guiados por alguien quien conoce a fondo el parque, es otro nivel.

Abrazo y gracias por comentar nuestro trabajo.

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