REMEDIOS PARA EL ALMA (65)

"Continuación del escrito anterior"

Recuerda:

Te acordás que al principio te dije que nací ciego y aunque en ese momento pudo haber sonado metafóricamente, es que en realidad todos nacemos ciegos, o sea, cien por ciento incompetentes de realizar una tarea e ignorantes de nuestra propia incompetencia. Ni siquiera sabemos o entendemos que no sabemos.

Como niños o extranjeros recién llegados, simplemente inocentes sin conciencia alguna, si esta actitud se prolonga en el tiempo dejará de ser hasta graciosa para convertirse en algo que irrite y exaspere a los que nos rodean y tienen un trato diario para con nosotros.

¿Cómo percibo que se sienten los que me rodean? ¿De algún modo siento que sufren por mi culpa? Entonces puedo preguntar: ¿Qué debería cambiar para que esto deje de sucederle a los que amo y quiero a mi alrededor?

Ojo, eso me mueve al siguiente nivel del aprendizaje a tomar "consciencia". Ahora, lo que haga se me juzgará como "ignorante". O sea que, a diferencia de cuando estábamos ciegos, es que ahora, sí somos conscientes de nuestras incompetencias.

Y ahí podemos tomar cada cual diferentes caminos en esta intersección o rotonda de la ruta, de nuestras propias vidas. Unos pueden ausentarse o sea abandonar el campo de acción, "chau, hasta acá llegué". Otros pueden decidir convertirse en auténticos cretinos, o sea mantenerse haciéndose los que saben, cuando en su interior entienden perfectamente que no es así y simplemente fingen, "saberlo."

Niegan total o parcialmente la ayuda que le brindan los que los rodean y también la necesidad de buscarla a través de un experto en la materia. Además del gran sufrimiento que infligen en todos aquellos que los aman, se inyectan a sí mismo los muy cretinos de grandes dosis de sufrimiento propio.

No creo, que haya algo más estresante que andar fingiendo que uno sabe, cuando en realidad es totalmente consciente que no sabe o sabe muy poco. O sea que si uno descubre áreas de su vida por las cuales sufre, de seguro se está convirtiendo en un cretino.

También es obvio que otros pueden elegir libremente convertirse en "Principiantes" o sea comprometerse plenamente con el aprendizaje y aumentar paulatinamente su efectividad. Moverse de la incompetencia a la competencia, mantenerse conscientes, concentrados en aprender más cada día para volverse cada vez más asertivos.

O sea entender lisa y llanamente de una vez que el aprendizaje demanda un gran compromiso. Número uno: "Ser totalmente responsables de nuestro destino". Debemos desarrollar cada una de nuestras competencias personales, aún con la ayuda de terceros.

Será necesario que nos permitamos como verdaderos principiantes y alumnos cometer errores. De ninguna forma deberíamos autodestruirnos por la lentitud con la que logremos aprender o por sencillamente no saberlo todo.

"La única manera de aprender más es hacer cosas que excedan nuestra área de conocimiento". Y esto se logra dejándose guiar por un maestro o coaching para que pueda trabajar en nuestro "ser" para luego mejorar notoriamente nuestro "hacer" y esto agrandará nuestro "tener".

No es necesario andar reinventando la rueda a cada rato. Justamente un maestro es un cúmulo viviente de sabiduría, ahora a nuestra disposición. Él no solo conoce el campo donde nos moveremos, sino también sabe cómo introducirnos en nuestras prácticas esenciales y estár totalmente dispuesto a asistirnos en el desarrollo de nuestras competencias.

El verdadero aprendizaje no es solo un cúmulo de teoría, para poder incorporar nuevas competencias y elevar así nuestra calidad y nuestra propia valía. Debemos practicar necesariamente mediante acciones recurrentes. Esto demandará el serio compromiso de vencer a la inercia, la pereza, nuestra propia vagancia, además de la incomodidad momentánea.

Debemos disponer del tiempo necesario y los recursos. Por citar un ejemplo, supongamos que decido aprender a tocar el piano. Se supone que el aprendiz tiene, alquilará o pedirá prestado un piano.

Ahora, la supervisión estricta del maestro y la ejecución de sus instrucciones y sugerencias por parte del principiante, serán esenciales para que las prácticas, generen habilidades y no vicios.

Todo esto bajo un conocimiento mutuo, para poder generar ese entorno de confianza que será totalmente necesario para afrontar y poder pasar las crisis emocionales del principiante hasta poder comprobar que en verdad está creciendo en sus habilidades gracias a los conocimientos adquiridos.

Por fin dejara de ser ciego, podra ver, palpar su crecimiento y así su autoestima subirá, sintiendo que ahora sí, el acuerdo con su maestro será duradero. Bueno, resta humildad y aceptación por parte del principiante y una incansable paciencia de parte del maestro, sazonado con respeto, disciplina, constancia y perseverancia.

De esa forma, el aprendiz avanza de novato a principiante,adelantado, competente y "aprendiz experto". ¡Qué bella palabra! Cuánto sacrificio de horas de práctica atesora escondida, cuántas burlas superadas, cuántas crisis y cuántas veces a milímetros de abandonar la lucha de aprender a "ser mejores" para por fin habernos convertidos en unos "expertos".

Y comprender que esto recién empieza, que la lucha contra la ignorancia de lo que vendrá en esta nueva etapa, la pereza, la propia vagancia continúa, y más ahora que de seguro alguien, nos estará observando.

Pero si algo aprendímos en este camino es a reconocer a los principales enemigos que tiene el querer saber más, y ellos son: la vergüenza, el miedo, la tentación, el orgullo, la arrogancia, la impaciencia, la vagancia, la desconfianza, el enfado y la confusión.

Si podemos identificarlos, podremos dominarlos y convertirnos en verdaderos "maestros" y llevar a cabo este difícil arte de enseñar.

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