Experience makes the difference La experiencia marca la diferencia

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Hello, my friends.

We always talk about experience and how necessary it is to accumulate it. But is that all there is to it? Of course not. It's a much deeper topic.

Experience isn't a treasure you find on the street, by chance. Experience comes directly from our lived experiences, from the mere act of "living."

But not just living by breathing. I mean experiencing things, living life, as they say.

If we always stay in the same room, making the same movements and thinking the same thoughts, our experience stagnates.

It's simple: if we don't risk trying new things, we won't have new material. Every new job, every trip to an unfamiliar place, every difficult conversation we don't avoid, is a repository of experience.

Comfort is the enemy of growth. To have something to learn, you first have to go out and make things happen.

But here's the crucial point, the one many overlook. Aldous Huxley once said, "Experience is not what happens to you, it's what you do with what happens to you."

I understand this perfectly as a guitarist. In the beginning, you make mistakes constantly. A chord sounds wrong, the rhythm is off, your fingers don't respond.

You can play the same piece incorrectly a hundred times and not improve. That's not accumulating experience; that's repeating incompetence. Real experience begins when, after failing, you stop to analyze why you failed.
You observe the position of your fingers, listen to the metronome, and practice each staff slowly and deliberately.
Experience isn't the mistake itself, but the lesson you learn from it so you don't stumble over the same stone. The same applies to any aspect of life: an argument, a failed project, a bad financial decision.

This leads us to the next idea: simply experiencing something isn't enough. Raw, unprocessed experience is just noise.

We need to sit down and reflect on what happened. We have to ask ourselves uncomfortable questions: What did I do right? Where did I go wrong? What could I have done differently? What does this tell me about myself or others?

Without this process of introspection, the events of our lives are like a book we skim without reading.

Reflection is the work that transforms a simple event into a true experience, into knowledge applicable to the future.

That's why I insist that, in a way, so-called "bad experiences" don't exist. It's a category we use when the immediate result wasn't what we wanted.

But if we look honestly, every failure, every disappointment, every moment of frustration taught us something that success never could.

A success tells you what works; a failure tells you why everything else doesn't work, and that's much more valuable information. Every situation, no matter how painful, comes with a lesson. Our job is to have the humility and clarity of mind to find it.

The experience that makes the difference isn't the collection of our triumphs, but the accumulated wisdom from all our falls and what we learned when we got back up. That's what truly makes us different.


Versión en español


Hola, amigos míos.
Siempre hablamos sobre la experiencia y lo necesario que es acumularla. Pero, ¿eso es todo? Por supuesto que no. Eso es un tema mucho más profundo.

La experiencia no es un tesoro que se encuentra así por la calle, como de por casualidad. La experiencia viene directamente de nuestras vivencias, del mero acto de “vivir”.
Pero no vivir solo por el hecho de respirar. Me refiero a vivir cosas, vivir la vida, como se dice a menudo.
Si nos quedamos siempre en la misma habitación, haciendo los mismos movimientos y pensando los mismos pensamientos, nuestra experiencia se estanca.
Es simple: si no nos arriesgamos a lo nuevo, no tendremos material nuevo. Cada nuevo trabajo, cada viaje a un lugar desconocido, cada conversación difícil que no eludimos, es un depósito de experiencia.
La comodidad es el enemigo del crecimiento. Para tener algo de lo que aprender, primero hay que salir y hacer que las cosas pasen.

Pero aquí está el punto crucial, el que muchos pasan por alto. Aldous Huxley dijo una vez: "La experiencia no es lo que te ocurre, es lo que haces con lo que te ocurre".
Esto lo entiendo perfectamente como guitarrista. Al principio, cometes errores constantemente. Un acorde suena mal, el ritmo se descompensa, los dedos no responden.
Puedes tocar la misma obra incorrectamente cien veces y no mejorar. Eso no es acumular experiencia; sino, repetir incompetencia. La experiencia real comienza cuando, después de fallar, te detienes a analizar por qué fallaste.
Observas la posición de tus dedos, escuchas el metrónomo, practicas cada pentagrama lento y deliberadamente.
La experiencia no es el error, sino la lección que extraes de él para no tropezar con la misma piedra. Lo mismo aplica a cualquier aspecto de la vida: una discusión, un proyecto fallido, una decisión financiera equivocada.

Esto nos lleva a la siguiente idea: no basta solo con experimentar algo. La experiencia en bruto, sin procesar, es solo ruido.
Necesitamos sentarnos a reflexionar sobre lo que pasó. Tenemos que hacernos preguntas incómodas: ¿Qué hice bien? ¿En qué me equivoqué? ¿Qué podría haber hecho diferente? ¿Qué me dice esto sobre mí o sobre los demás?
Sin este proceso de introspección, los eventos de nuestra vida son como un libro que hojeamos sin leer.
La reflexión es el trabajo que transforma un suceso simple en una verdadera experiencia, en un conocimiento aplicable para el futuro.

Por eso, insisto en que, de cierta manera, no existen las llamadas "malas experiencias". Es una categoría que usamos cuando el resultado inmediato no fue el que deseábamos.
Pero si miramos con honestidad, cada fracaso, cada decepción, cada momento de frustración, nos enseñó algo que el éxito nunca pudo.
Un éxito te dice qué funciona; un fracaso te dice por qué todo lo demás no funciona, y eso es información mucho más valiosa.
Cada situación, por dolorosa que haya sido, viene con una lección adjunta. Nuestro trabajo es tener la humildad y la claridad mental para encontrarla.

La experiencia que marca la diferencia no es la colección de nuestros triunfos, sino la sabiduría acumulada de todas nuestras caídas y de lo que aprendimos al levantarnos. Eso es lo que realmente nos hace diferentes.



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Qué magnífica publicación mi estimada amiga. Estoy completamente de acuerdo con todo lo que aborda. Como decía el poeta libanés en un ya antológico poema "mi derrota, para mí eres más importante que mil triunfos", y lo decía precisamente en el sentido de que de las derrotas o de los errores es que podemos sacar la experiencia, la sabiduría para aprender y avanzar, los triunfos generalmente no nos enseñan nada o nos pueden enseñar muy poco... A no ser que, partiendo del presupuesto de que toda obra humana es perfectible, también nos detengamos analizar los triunfos para aprender que se puede mejorar aún más.

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Me ha gustado mucho tu post. Encierra una gran verdad.

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