The Need to Take Care of Family / La necesidad de cuidar de la familia (eng-esp)

Hello, friends of @holos-lotus.

I've come to a direct and practical conclusion: taking care of my family isn't an option; it's a vital necessity. For me, family isn't just an abstract concept.
It's a group of people with whom I choose to build my life, with whom I share my daily life, and to whom I direct my deepest commitment.
There are those with whom I share blood ties: my parents, my siblings, my children.

But there are also those I choose, whom I call family by affinity: my partner and those few friends who are as close as a brother.
Blood matters, but loyalty and mutual support matter more.

I've found that sometimes these chosen people become a stronger and more present family than the one I was given by DNA.
Recognizing this isn't disdain, it's a simple statement of reality.

I look at people aging alone and see a palpable sadness, an emptiness that could have been avoided. Therefore, I understand this care as a reciprocal investment in well-being.
We take care of our loved ones so that when the time comes when we are at our most fragile, they will be there. I don't see this as a selfish act, but rather as the basic functioning of a support system.
It's the fundamental logic of "today for you, tomorrow for me." It's what's expected; it's what gives security. I know it sounds selfish, but it's a reality, an unwritten law, and we all do it naturally, instinctively. No one has to tell us we should do it.
It's ingrained in us to care for those who care for us, be it mother, father, grandparents, aunts, uncles, wife, children, etc.

When I say "care," I mean something comprehensive and concrete. It's not just asking "how are you?" and settling for "fine."
It's caring for their physical integrity, making sure they're healthy, that they have a roof over their heads and support. But it goes much further. It means being genuinely interested in their professional well-being, listening to their work-related frustrations, and celebrating their successes.

Caring means paying attention to their psychological and emotional state, noticing if they're feeling down, anxious, or tired, and offering my ear or help without them having to ask for it.

It also means respecting their spiritual dimension, whatever their beliefs, and supporting them in their search for inner peace.

I do this with a clear goal: to build a life of companionship. I want to reach the end of the road surrounded by these people, and for them to reach it surrounded by me.

I aspire that, if we're lucky, we'll arrive together and in the best physical and mental condition possible, precisely because we've taken care of each other along the way.
But above all, I aspire to not be alone. And I know the only sure way to avoid being alone is to make sure no one in my circle feels alone either.
It's an unwritten pact, a daily and direct effort. In the end, it's not about grand gestures, but about the consistency with which we build, day by day, a network that will sustain us all when we falter.

It's simply the most sensible thing I can do.

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Versión en español

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Hola, amigos de @holos-lotus.

He llegado a una conclusión directa y práctica: cuidar de mi familia no es una opción, es una necesidad vital. Para mí, la familia no es solo un concepto abstracto.
Es un grupo de personas con las que decido construir mi vida, con las que comparto el día a día y hacia las que dirijo mi compromiso más profundo.
Están aquellos con los que comparto lazos de sangre: mis padres, mis hermanos, mis hijos.

Pero también están aquellos que elijo, a los que llamo familia por afinidad: mi pareja y esos pocos amigos que son tan cercanos como un hermano.
La sangre importa, pero la lealtad y el apoyo mutuo importan más.

He comprobado que a veces, estas personas elegidas se convierten en una familia más sólida y presente que la que me vino dada por el ADN.
Reconocer esto no es un desdén, es una simple constatación de la realidad.

Observo a personas que envejecen solas y veo una tristeza palpable, un vacío que se podría haber evitado. Por eso, entiendo este cuidado como una inversión recíproca en bienestar.
Cuidamos a los nuestros para que, cuando llegue el momento en que nosotros seamos los más frágiles, ellos estén ahí. No lo veo como un acto egoísta, sino como el funcionamiento básico de un sistema de apoyo.
Es la lógica fundamental del "hoy por ti, mañana por mí". Es lo que se espera, es lo que da seguridad. Sé que suena egoísta, pero es una realidad, una ley no escrita y que todos los hacemos de forma natural, instintiva. Nadie tiene que decirnos que lo debemos hacer.
Nos nace cuidar de los que nos cuidan, llámese madre, padre, abuelos, tíos, esposa, hijos, etc.

Cuando digo "cuidar", me refiero a algo integral y concreto. No es solo preguntar "¿cómo estás?" y conformarse con un "bien".
Es ocuparse de su integridad física, asegurarse de que están bien de salud, de que tienen un techo y sustento. Pero va mucho más allá. Es interesarme de verdad por su bienestar profesional, escuchar sus frustraciones laborales y celebrar sus éxitos.

Cuidar es prestar atención a su estado psicológico y emocional, notar si están decaídos, ansiosos o cansados, y ofrecer mi escucha o mi ayuda sin que tengan que pedirla.
Es, incluso, respetar su dimensión espiritual, sean cuales sean sus creencias, y apoyarles en la búsqueda de su paz interior.

Hago esto con un objetivo claro: construir una vida acompañada. Quiero llegar al final del camino rodeado de estas personas, y que ellas lleguen rodeadas de mí.

Aspiro a que, si tenemos suerte, lleguemos juntos y en las mejores condiciones físicas y mentales posibles, precisamente porque nos hemos cuidado los unos a los otros a lo largo del camino.
Pero, por encima de todo, aspiro a no estar solo. Y sé que la única manera segura de no estarlo es asegurarme de que nadie en mi círculo se sienta solo tampoco.
Es un pacto no escrito, un trabajo diario y directo. Al final, no se trata de grandes gestos, sino de la consistencia con la que construimos, día a día, una red que nos sostendrá a todos cuando flaqueemos.

Es, simplemente, lo más sensato que puedo hacer.