My personal harvest! / ¡Mi cosecha personal! (eng-esp)

Hello, coffee lovers around the world.

Today I'm here to tell you about my homeland. I live on the beautiful island of Cuba, a land blessed for many reasons, but today I'll talk about one in particular: several of the world's best coffee varieties grow in my country: Caracolillo, Arabica, and Canephora, or Robusta. We have an ideal climate for these varieties.

But that's not all. Coffee is part of our national culture. There isn't a day, or a home in Cuba, where coffee isn't enjoyed in the mornings. And much of that coffee is prepared by us.

Cubans like to do things themselves, and coffee is one of them. There's no better coffee than the coffee we grow in our own yards, experiencing firsthand how it blossoms and then ripens bean by bean.

We can plant several coffee trees on any plot of land. Each one can yield two to five pounds of ripe beans, which we harvest by hand.

The drying process, from bean to roast, can take up to a week. I really like strong coffee, but not too strong, so I roast it to a medium roast with a little brown sugar. That's why, once ground, the powder looks like this, with this dark brown color.

This is the flavor I like. I've truly tried several brands of coffee, both national and international, in different cafes across the country; but there are very few coffees like mine, the one I make myself.

I don't know if it's because I made it myself, or if it's just that good. It doesn't matter. The truth is, it has its merits, and I'm proud of my coffee.

And every morning when I wake up, there's nothing better than a good, steaming cup of coffee.

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Versión en español

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Hola, amigos del café alrededor del mundo.

Hoy vengo a hablarles de mi tierra. Vivo en la hermosa isla de Cuba, una tierra bendecida por múltiples razones, pero hoy hablaré de una en especial: en mi país crece varias de las mejores especies de café del mundo: el caracolillo, la arábica y la canephora o “robusta”. Tenemos un clima ideal para estas especies.

Pero no todo queda ahí. El café es parte de la cultura nacional. No hay día y no hay casa en Cuba en que no se tome el café de las mañanas. Y mucho de ese café es preparado por nosotros mismos.

Al cubano le gusta hacer las cosas por sí mismo y el café es una de ellas. No hay mejor café que el que cultivamos en nuestros patios y vivimos toda la experiencia de verlo florecer y luego madurar grano a grano.

En cualquier terreno podemos sembrar varios cafetos. Cada uno de ello puede darnos de dos a cinco libras de gano maduro que cosechamos a mano.

El proceso de secado hasta el tueste puede demorar una semana. A mí me gusta mucho el café fuerte, pero no demasiado, por lo que lo tuesto a término medio y con un poco de azúcar parda. Por los que, un vez molido, me queda el polvo así, con este color marrón oscuro.

Este es el sabor que me gusta.
De veras que he probado varias marcas de café, nacionales e internacionales, en distintas cafeterías a lo largo del país; pero como mi café, ese hecho por mí, hay muy pocos.

No sé si es porque tiene el valor agregado que lo hice yo, o quizás sí es así de bueno. No importa. La verdad es que tiene su mérito y estoy orgulloso de mi café.

Y, cada mañana al despertar, no hay nada mejor que una buena taza humeante de café.